Prostitución masculina
19/09/2022 | 10:06 | Carla Pandolfi es la investigadora Campos en una historia escrita por guionistas argentinos y producida por Underground, donde el showrunner es Sebastián Ortega.
Redacción Cadena 3
María Rosa Beltramo
De las últimas ficciones que ha incorporado Netflix, una de las que mejor funciona no sólo aquí, sino en decenas de países es “Diario de un gigoló”, una creación de la productora Underground de Sebastián Ortega para Telemundo sobre los acompañantes masculinos que tanta fantasía provocan y acerca de los cuales poco se sabe.
En la serie, que en la primera semana de exhibición se trepó al podio de las más vistas en lengua no inglesa, tiene un destacado papel la cordobesa Carla Pandolfi que interpreta a Campos, la investigadora que primero llega al escenario de un crimen y que estará presente en los diez episodios interrogando a testigos y sospechosos.
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La actriz nacida en Leones está teniendo mucho trabajo y le ha tocado participar de varios éxitos. Actualmente está en “Inmaduros”, la obra de teatro más vista de este año con Adrián Suar, Diego Peretti, Patricia Echegoyen y Jessica Bouchain y también formó parte del elenco de "Un gallo para Esculapio", “Granizo” y de “Casi feliz”.
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Ortega y su productora se hicieron conocidos en todas partes con “El Marginal” y establecieron vínculos que están floreciendo ahora en producciones como esta, que fue íntegramente rodada en Buenos Aires aunque el espectador crea que la historia transcurre en México de donde son la mayoría de los actores.
El protagonista, no obstante, es español. Se trata de Jesús Castro quien se hace cargo de interpretar a Emanuel Morillo, un joven con una infancia llena de carencias que justo en la noche que decide huir del orfanato y, huyendo de la policía, va a parar a la casa de Minou (Adriana Barraza), la dueña de una espectacular y concurrida galería de arte, que en realidad oficia de tapadera de una agencia de escorts.
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Aunque un tanto estereotipada , la historia se vuelve atrapante. El huerfanito se convierte es un hombre atractivo, misterioso y, por supuesto, el más deseado del grupo que administra Minou y que tiene como clientas a mujeres tan ricas como insatisfechas que de vez en cuando desembolsan miles de dólares por una pintura y todos los días pagan, y muy bien, por la compañía de los amantes de ocasión que la empresaria les provee .
Una habitué es Ana (Fabiola Campomanes), viuda del dueño de un laboratorio muerto en un sospechoso accidente de tránsito y casada en segundas nupcias con un socio de su esposo. Ella tiene buen ojo para las obras de arte y ha elegido para pasar un par de horas al día a Emanuel.
Su vida transcurre casi rutinariamente entre su mansión, la galería y el lugar de encuentros hasta que, preocupada por el obstinado silencio y la vida casi monacal de su hija, Julia (Victoria White) decide contratar a Emanuel para que enamore a la adolescente en un peligroso intento de sacarla de su ostracismo.
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La narración surge de la pluma de Silvina Fredjkes y Alejandro Quesada, una dupla que hace tiempo trabaja en Underground y que, en Argentina, fueron responsables entre muchas ficciones, del jugado guión de “100 días para enamorarse”.
“Diario de un gigoló” está entre las series más vistas en 45 países, incluyendo los Estados Unidos y se ubicó primera en España, Turquía y otros países europeos. Entró en el top ten de India y está segunda en México y se anota en el top five de casi todos los países latinoamericanos.
No importa que hasta el más ingenuo de los espectadores sepa lo que se puede venir cuando el gigoló de Ana conozca a Julia. Es amor a primera vista. El problema es que la madre de la jovencita que tan interesada estaba en conmoverla para que fuera más sociable y viviera más feliz, se descubre muy pronto devorada por los celos y ya no sabe si le importa más su hija o su amante.
Los actores argentinos que forman parte de “Diario de un gigoló” hablan en neutro, con excepción de Carlos Portaluppi, quien interpreta a Román Iglesias, uno de esos personajes que viven en el límite entre la legalidad y el delito y que administra una casa de juegos.
Portaluppi también insulta a los gritos y en argentino y es el antagonista perfecto de Minou, una ludópata que controla su agencia con mano de hierro pero sucumbe ante la posibilidad de apostar.Ese, su punto débil, precipitará uno de los momentos importantes de la narración.
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También tiene una participación importante Eugenia Tobal, como Dolores, una abogada amiga de Ana, y una de las mujeres de la serie que recurren a la compañía de los escorts de Minou. En este caso se trata de una profesional que trabaja todo el día, pero que al igual que varias de sus congéneres ociosas, acude a un amante rentado para no comprometerse seriamente con nadie.
Y si la serie necesitaba la adrenalina del policial, hay un crimen de uno de los personajes protagónicos que sirve para conectar con la parte de la trama que permanece oculta hasta el final. La producción se ocupó de exprimir al límite las posibilidades físicas del protagonista que cuando no está “trabajando” entre las sábanas, practica boxeo y artes marciales, una buena excusa para seguir exhibiendo los pectorales.
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