"El ángel de la muerte", un caso real emparentado con lo ocurrido en Córdoba

Por María Rosa Beltramo

Un episodio que se está investigando en Córdoba desde hace algunos meses, la inexplicable muerte de recién nacidos en el Hospital Neonatal, tiene tal vez algún punto de contacto con el tema central de “El ángel de la muerte”, la película que está haciendo furor en Netflix y que describe el caso de un enfermero que, detrás de una fachada de servicio y perfección, se dedicaba a eliminar a los pacientes.

Es cierto que acá el tema trascendió y rápidamente tomó intervención la justicia y que en cambio en Estados Unidos fueron hechos reiterados en muchos establecimientos asistenciales y además se acumularon cientos de víctimas, pero la similitud reside en el protagonismo de gente contratada para curar que hace lo contrario.

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Protagonizado por Eddie Redmayne y Jessica Chastain, el film recrea el libro que escribió el periodista Charles Graeber después de años de investigación y entrevistas inéditas, donde analiza la figura de Charles Cullen, uno de los asesinos en serie más peligrosos de la historia de Estados Unidos.

La película es el retrato de un joven que sufrió abusos en la infancia cumplió dieciocho años tres meses después de la muerte de su madre, y terminó matando compulsivamente a los pacientes que debía cuidar por su labor de enfermero.

Hay un interesante recorrido y un duelo actoral entre Redmayne y Chastain, en el rol de la enfermera que pese a adorar y admirar a su compañero, termina proporcionando las evidencias que hacen falta para descubrirlo.

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Cullen eludió la pena de muerte al confesarse culpable e identificar a todas sus víctimas. A finales de 2005 el fiscal general de Nueva York, Peter C Harvey autorizó al ya detenido enfermero para que donara un riñón. Esta noticia causó cierto revuelo y fue lo que motivó a Graeber a empezar a investigar su historia y a escribir el libro en el que se basa la película “El ángel de la muerte”, dirigida por el danés Tobias Lindholm y con un guion adaptado por Krysty Wilson-Cairns.

Cullen era un padre y marido que se ganaba la vida como cuidador. Su secreta compulsión de arrebatar vidas le llevó a estar implicado en la muerte de hasta 300 personas, repartidas entre nueve hospitales de las ciudades de Nueva Jersey y Pensilvania a lo largo de 16 años.

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Es bastante complejo entender cómo fue posible que con todos los controles que hay en los hospitales y lo sospechosa de decenas de esas muertes, las autoridades sanitarias eludieran el compromiso de una investigación seria para impedir que el enfermero siguiera matando.

“Al leer el libro me di cuenta de que no sería una película más sobre un asesino en serie, sino un retrato de un sistema que no consiguió detener al asesino en serie y de la enfermera que sí pudo hacerlo”, comentó Lindholm al aludir al personaje de Jessica Chastain.

La actriz interpreta a Amy Loughren, una enfermera que es madre soltera, trabaja mucho, está siempre al borde del colapso y arrastra una enfermedad coronaria severa. Como en el hospital donde conoce a Charles no tiene la antigüedad requerida, el seguro no le cubre la intervención que necesitaría para aliviar su condición.

El personaje de Eddie Redmayne es precisamente el compañero solícito que la asiste, la ayuda y muestra una predisposición natural por la tarea de atender a toda clase de pacientes que están entre la terapia intensiva y la intermedia.

En la vida real la participación de Amy en el arresto y condena de Cullen nunca se hizo pública pero el dato fue incluido en el libro de Graeber y, naturalmente, en la película .

El autor del libro señaló que “ni siquiera se le dijo a Charlie lo que Amy había hecho. En octubre de 2012, Amy viajó a la prisión estatal de Nueva Jersey en Trenton para ver a Charlie por primera vez desde su confesión. Amy le pidió perdón; Charlie le dijo que no era culpa suya”.

Lo cierto es que Amy renunció a la enfermería poco después del arresto del asesino. En la actualidad trabaja como hipnotizadora y terapeuta de regresión a vidas pasadas.