"Cielo Rojo Sangre"
28/07/2021 | 10:08 | Figura entre lo más visto de Netflix pero tiene un guión que hasta la mitad apuesta al suspenso y después se transforma, sin resolver el nudo argumental.
"Cielo Rojo Sangre" figura entre lo más visto de Netflix. Si el espectador es de los que gusta documentarse antes de elegir programa, se enterará de que pertenece al género de terror y si todavía necesita más detalles, agradecerá que en el rubro dirección figure el nombre de Peter Thorwarth.
De los cineastas alemanes, este es más o menos popular en esta zona del mundo gracias a su condición de guionista de "La Ola" una película de 2008 que pasó exitosamente por cineclubes y que fue exhibida en algunos colegios debido a que desarrollaba de forma atractiva la teoría de un docente que para explicarle a los alumnos la fragilidad de la democracia, conseguía imponer en tiempo récord medidas autocráticas.
Con esos antecedentes, ¿qué puede salir mal?. "Cielo..." es un éxito y los éxitos no se discuten. Sin embargo hay mucho para decir de una realización escondedora, que arranca por un sendero y retorna por otro.
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La película dura 2 horas y el público puede llegar hasta la mitad atrapado por una historia que cambia inesperadamente en el mejor momento, cuando uno está entregado y pendiente de un conflicto que no se resuelve pero deja de ser importante.
La película alemana arranca fuerte, con un grupo comando que secuestra un avión comercial que realiza un vuelo nocturno entre Berlín y Nueva York.
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Y Thorwarth no descuidó detalles para que su historia atrapara al espectador. En el grupo de los secuestradores hay dos que son fríos, eficientes y cerebrales y un psicópata de manual que aterroriza a sus propios cómplices.
Pero si la acción no es lo más interesante para el que está disfrutando de la narración, hay también una parte sensible y dramática. Destaca entre el pasaje una mujer, Nadja (Peri Baumeister) débil y enferma en compañía de su hijo Elías (Carl Anton Koch), un niño inteligente, querible e imaginativo que se convertirá en una pieza clave cuando estalle el desastre.
La película tiene suspenso del bueno, dosificado con maestría y casi insoportable en la faz inicial cuando el secuestrador que encarna Alexander Scheer se revela como un descontrolado total y pone en riesgo todo el plan con un estallido de furia que incluye el apuñalamiento de un rehén y una ráfaga de disparos tanto más peligrosos porque se registran en el interior de un avión en pleno vuelo.
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Hasta ese momento la película discurre por situaciones similares a las descriptas por otro aleman, Wolfgang Petersen, cuando en 1997 hizo "Air Force One" el filme en el que secuestraban el avión presidencial norteamericano con un Harrison Ford que se sacaba el traje de mandatario y asumía la defensa de la nave y su tripulación.
Pero a "Cielo Rojo Sangre" le falta todavía una hora y falta mucho por ver, pero en ese preciso instante deciden transformarla en una de vampiros. Por eso, salvo que lo sometamos a una encuesta, no podemos saber si los que la convirtieron en un éxito la miran atraídos por el secuestro y el suspenso que lo rodea o disfrutan de las escenas en las que esos seres que se alimentan de sangre, reciben uno, dos y tres balazos y se incorporan tan campantes porque, ya se sabe, el plomo no les hace ni cosquillas.
La película tenía sobrados pergaminos para descollar sin ese giro que transforma el argumento en una especie de chiste. Es que a esa altura deja de importar cómo se resolverá el secuestro; lo que interesa es contar la cantidad de vampiros que hay en el pasaje porque cualquiera sabe que los malditos muerden y son más contagiosos que el covid. Una simple dentellada hace que un honesto y gris oficinista se convierta en un ser sediento de sangre.
En otros términos, la película decepciona a los que se habían entusiasmado con la trama bélico policial y tampoco conforma a los fans del vampirismo que se pierden los primeros 60 minutos, lapso en el que a nadie le crecen los colmillos ni anda bebiendo sangre a escondidas.
Por la primera mitad o por la última parte, o porque tal vez a muchos les gusta esa historia partida e inconexa, el filme alemán es de los más populares de Netflix. Lo bueno de todo esto es que el público conserva, intacta, la facultad de sorprender.
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