Ladislao Gutiérrez
18/04/2023 | 09:31
Redacción Cadena 3
María Rosa Beltramo
Imanol Arias no había cumplido todavía 40 años y era el galán amado por la serie “Anillos de oro” cuando María Luisa Bemberg lo convocó para que interpretara al sacerdote Ladislao Gutiérrez en “Camila”, la tercera película argentina nominada al Oscar que verían más de 2 millones y medio de personas.
El film sobre el amor prohibidísimo y arrebatador entre el cura y Camila O’Gorman (Susú Pecoraro) generaba largas filas ante los cines y apasionadas e interminables polémicas en una época donde eran más visibles las presiones de la iglesia que, por supuesto, se apresuró a sumar pronunciamientos en contra de la ficción, lamentando los eventuales impactos en la realidad.
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No era la primera vez que el cine se ocupaba de la historia de esa relación entre una mujer y un sacerdote.Ya se conocía Camila O’Gorman (1913), de Mario Gallo, una versión muda protagonizada por Blanca Podestá, de la que no se conservan copias y El destino (1971), de Juan Batlle Planas (hijo), con Julia Elena Dávalos como Camila y Lautaro Murúa como el padre Ladislao.
Pero la diferencia estuvo no sólo en la mirada de María Luisa Bemberg sobre los amantes, sino también en el indudable atractivo de Imanol Arias que para 1984 -el año del estreno- era una figura amada en Argentina por su participación en la serie “Anillos de oro”
Cada capítulo era esperado en el país con una expectativa singular, en tiempos donde había sólo cuatro canales disponibles que ni siquiera transmitían las 24 horas y donde la audiencia disfrutaba del 1% de las ficciones disponibles en la era del cable y las plataformas de streaming.
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Escrita por Ana Diosdado y realizada por Pedro Masó, esa producción intentaba fomentar la tolerancia en un país, España, que todavía no tenía ley de divorcio. Acá, en Argentina, sería sancionada recién en 1987.
Lola (Ana Diosdado) y Ramón (Imanol Arias) eran dos abogados que acababan de montar un estudio especializado en separaciones y divorcios. Las claves de las tramas fueron la evolución de la apasionante relación entre ambos letrados y, sobre todo, las historias de los más de 200 personajes que acudieron al despacho.
Antes Imanol Arias había hecho sus primeros palotes en el cine, pero su rol como el abogado de “Anillos…” significó el auténtico despegue de su carrera profesional.
En 1980 viajó a Cuba para interpretar su primer papel cinematográfico protagonista en Cecilia, dirigido por Humberto Solás, que se presenta en el Festival de Cannes en 1982.
Ese año encadenó los rodajes de cuatro películas importantes: Laberinto de pasiones, de Pedro Almodóvar; La colmena, de Mario Camus; Demonios en el jardín, de Manuel Gutiérrez Aragón y Bearn o La sala de las muñecas, de Jaime Chávarri.
Con ese bagaje, Arias llegó a estas costas y quedó para siempre en la memoria afectiva del país por su espectacular Ladislao. Camila se estrenó en 30 salas el 17 de mayo de 1984 y la vieron más de 2 millones y medio de espectadores.
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