La comedia romántica que imagina cómo sería enamorarse de un androide perfecto

Por Francisco Vidal

La palabra algoritmo podía sonar hace años como un concepto completamente extraño y lejano. Pero hoy en día es algo que escuchamos casi a diario. 

Ese conjunto de operaciones computacionales que hacen que una plataforma nos recomiende una película nos puede llevar a "El hombre perfecto", film recientemente estrenado en Amazon Prime Video que combina la comedia dramática con la ciencia ficción.

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Y mencionamos al algoritmo porque forma parte de la idea que plantea el film de alemán de Maria Schrader: ¿Qué pasaría si nos ofrecen tener una relación con un androide que es exactamente igual a un humano, pero está diseñado para ser nuestro compañero ideal?

Eso es lo que tiene que probar por tres semanas la protagonista, Alma (Maren Eggert), una científica que investiga el lenguaje antiguo y que para costear su trabajo participa en la propuesta de esta empresa: tiene que contar por qué vivir con un robot humanoide perfecto es una buena idea o no.

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Por más que lo que ocurrirá se presenta algo predecible, la trama no deja de ser original. Negada desde el inicio, conoce a Tom (un brillante Dan Stevens, quien estuvo en Downtown Abbey), un sabelotodo tan amable al punto de ser irritante, pero que irá perfeccionando su sistema a medida que aprende del entorno.

"El hombre perfecto", con dos grandes actuaciones protagónicas, entretiene con algunos gags inteligentes, más allá de que por momentos cae en algunos giros archi-clásicos del género. 

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Sin embargo, nos lleva a una reflexión -por momentos un poco subrayada- de lo ficticia que puede tornarse la incesante búsqueda de perfección que nos ofrecen los desarrollos tecnológicos. 

¿Realmente necesitamos despejar toda inestabilidad, duda o imperfección? ¿Qué pasa cuando lo perfecto no termina de satisfacernos y necesitemos aún más? Esos y otros interrogantes se proponen en clave amena en un film que también toca temáticas como lo que la sociedad espera de una mujer de clase media y la forma en la que actuamos en las relaciones.