La venganza de las víctimas ignoradas por la ley

Por María Rosa Beltramo.

No es el protagonista de la película y apenas pronuncia una docena de palabras en el comienzo, pero en “Historia de un crimen” hay que prestarle atención a Franco Nero y al obstinado silencio que mantiene durante toda la narración, después de matar a un empresario en la suite de un hotel 5 estrellas. Algo agitado, con los zapatos manchados por la sangre de su víctima, el hombre deja un rastro ominoso en el lobby, se sienta en uno de los sillones y espera que llegue una empleada para indicarle dónde está el cadáver. Después se calla y nada ni nadie conseguirá que se justifique, implore o explique.

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Basada en la novela de Ferdinand von Schirach “El caso Collini”, el film que sumó Netflix es un típico drama tribunalicio que parece engañosamente simple porque se inicia con un homicidio cuyo autor se entrega a las autoridades, sin oponer resistencia. El paso siguiente es el juicio, apenas un trámite con tanta evidencia disponible.

La primera pista de que tal vez la historia pueda complicarse es que el abogado defensor que le designan al confeso asesino, es un joven recién egresado que intenta apartarse del proceso cuando se entera de que el muerto es el padre de un amigo de su infancia . El recurso no prospera , lo confirman y deberá hacerse cargo de una tarea difícil por el absoluto mutismo de su cliente.

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El protagonista es Elyas M'Barek como el abogado Caspar Leinen, quien siendo aún niño tomó contacto con los primeros textos de derecho gracias a las incursiones por la biblioteca de Hans Meyer (Manfred Zapatka), el patriarca de una poderosa familia que no vaciló en amparar al amigo pobre de su hijo menor. Meyer es, justamente, el empresario que ha sido víctima de esa especie de ejecución sumaria, por parte de otro septuagenario como él al que le franqueó el acceso a su habitación creyendo que se trataba de un periodista.

El elenco se completa con Alexandra Maria Lara, Heiner Lauterbach, Stefano Cassetti, Jannis Niewöhner, Rainer Bock, Catrin Striebeck, Pia Stutzenstein, Peter Prager, Hannes Wegener y Falk Rockstroh.

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Con actuaciones parejas, el que destaca es el italiano Franco Nero, obligado a expresar, sin palabras, la magnitud del drama que lo lleva a terminar con la vida de Meyer para cerrar un ciclo sobre el que no considera que deba dar explicaciones al mundo. Por eso, en ningún momento le facilita el trabajo a su abogado que busca, en vano, atenuantes y que, a lo sumo, sólo puede pedir un aplazamiento mientras procura entender lo sucedido.

La película se filmó entre agosto y octubre de 2018, en locaciones de Berlín e Italia y la novela que le da sustento está inspirada en el caso de Friedrich Engel. Como en casi todos los dramas judiciales de buena factura, es la curiosidad del abogado y su necesidad de de delinear una estrategia defensiva lo que permite empezar a desenredar una madeja cuyo origen hay que buscar en el país natal de Fabrizio Collini, el personaje que interpreta Franco Nero.

Acá se sabe de entrada quién es el asesino y encima él no quiere ocultar lo que hizo ni busca la comprensión de nadie. Lo interesante es cómo aparecen detalles que vuelven apasionante un proceso judicial que aparecía como un trámite. El juicio ahonda también en cuestiones éticas porque la venganza está fundada sobre la ineficacia de un sistema legal diseñado para permitir que responsables de crímenes de lesa humanidad evadieran el escrutinio judicial.