Historia negra
27/12/2021 | 11:05 | La actriz que interpretó a Caroline revela su alcoholismo y aporta nuevos detalles sobre Michael Landon. Aseguran también que el lugar de filmación enfermó a sus protagonistas.
Fueron 204 episodios que se difundieron entre septiembre de 1974 y marzo de 1983 pero desde entonces el programa siempre estuvo al aire en muchos países que, sin importar el tiempo transcurrido, disfrutan de esas historias acerca de una familia perfecta porque cada uno de sus actos es producto del amor, la entrega, la generosidad, el respeto y el trabajo. Su nombre original es “Little house on the prairie”, acá se conoció como “La familia Ingalls” y como a todo el mundo le encanta el morbo de contrastar el paraíso de la ficción con el supuesto infierno de la realidad, una vez por mes aparece algún artículo que asegura que toda esa gente que nos conmueve con su bondad en la pantalla merecía la cárcel o vivir confinada, porque era capaz de cualquier maldad.
Hay que rendirse ante las evidencias. Si cada vez que sale algo sobre la maldición de los Ingalls los lectores devoran la anécdota, es casi natural que los editores le sigan buscando la vuelta, no ya a los encantadores personajes de la serie, sino a los supuestamente oscuros actores y actrices de carne y hueso que los encarnaron.
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Lo último que hay sobre el tema es la autobiografía de Karen Grassle, la eterna Caroline Ingalls, la madre ideal de una familia que disfrutaba de sus consejos, su ternura y sus enseñanzas. A punto de cumplir 80, aunque siempre será joven y vital en la tira, desnuda para ávidos lectores todo el infierno que padecía justo en la época en que el mundo la creía feliz porque coprotagonizaba un programa que la estaba haciendo más popular que nunca y, además, rica.
Sin embargo, según Karen, la alegría que la caracterizaba frente a la pantalla, se esfumaba cuando las luces se apagaban porque en esos años se había convertido en alcohólica y según lo narra en detalle, hubo días enteros de grabación que no podía concentrarse en las líneas que tenía que decir porque sólo podía pensar en el momento en que terminara su labor para beber.
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Karen sostiene que el público no puede siquiera imaginar el estado en el que solía llegar al set después de una larga noche de alcohol. Admite sí que los asistentes y maquilladores hacían milagros para borrar de su rostro las huellas de la resaca. Hasta ahora se conocía que Michael Landon, el protagonista de “La familia Ingalls” y esposo de Caroline en la ficción, era el que había tenido problemas con la bebida. Lo de la actriz es casi una sorpresa; una de tantas que periódicamente trascienden sobre un envío que dejó de grabarse hace 38 años pero todos los televidentes conocen porque sigue rindiendo.
Es menos entendible por qué atrae tanto la historia oscura y la supuesta maldición que envuelve a una producción cuya mayor cuota de maldad la aportaba Harriet Oleson, la incomparable Katherine Mc Gregor, con esas maniobras que dejaban al descubierto su envidia o su egoísmo, todo lo que realzaba la generosidad y el espíritu solidario de los protagonistas.
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Con la pareja central obsesionada por la botella y un mini ejército de asistentes procurando mantenerla fuera del alcance de Carolina y Charles, aún había decenas de problemas relacionados con aspectos sindicales que jamás llegaron a resolverse a pesar de los muchos reclamos desde que promediaba el rodaje -cuando la serie se convirtió en un éxito- hasta el final.
Así lo narra Karen cuando sostiene que había una diferencia abismal entre lo que cobraban las mujeres y los hombres y, sobre todo entre su cachet y el de Michael. El actor oficiaba además de productor y a esos temas había que discutirlos con él.
La supuesta sombra negra que pende sobre “La pequeña casa en la pradera” -tal su nombre original- abarca también hasta el sitio donde se filmaron los exteriores. Es que Simi Valley, en California, sufrió un episodio que nunca fue debidamente esclarecido una década antes de la serie, cuando se realizó en el lugar un ensayo nuclear y se produjo una liberación no prevista de plutonio y estroncio.
Poco antes de la biografía que ahora está ocupando el interés de los espectadores, un portal de Los Angeles efectuó un recuento y aseguró que probablemente eligieron pésimamente el lugar para filmar porque muchos actores murieron de cáncer. El informe, por supuesto, no compara con otros elencos ni aporta datos científicos sobre los porcentajes, pero contribuyó a darle continuidad a la supuesta maldición.
Y entre los datos más tristes que aporta el libro de la actriz que representaba a Caroline está la confirmación de que Michael Landon era, por lo menos desagradable, en el set, en ocasiones casi un exhibicionista y responsable de una interminable sucesión de chistes de mal gusto sobre las mujeres que trabajaban a su lado. Demasiadas cosas malas sobre una serie que sólo mostraba cosas buenas.
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