Thriller latino
06/04/2021 | 11:00 | A mitad de camino entre el suspenso y el culebrón, la producción mexicana dio respuesta a la pregunta del título y ahora va por un nuevo interrogante
A mediados del mes próximo Netflix estrenará la segunda parte de ¿Quién mató a Sara?, la serie mexicana que en sus primeros diez episodios compitió exitosamente con Sky Rojo y consiguió retener a una audiencia interesada en conocer al asesino y presenciar la venganza del inocente que pagó con su libertad un crimen del que sólo había sido testigo .
La Sara del título es Ximena Lamadrid , una adolescente que en un día de navegación junto a su novio y un grupo de amigos se anima a la aventura de colgarse de un paracaidas que , repentinamente, muestra un par de costuras débiles, un inoportuno desgarrón y a continuación el cuerpo, desprotegido y suelto, perfora el espejo de agua .
/Inicio Código Embebido/
El guión de la producción mexicana es del chileno José Ignacio Valenzuela , un experto escritor de telenovelas que acá intentó transitar el terreno del suspenso y el policial ,aunque en la mitad de los episodios se quedó empantanado en la estética y la temática del culebrón.
El protagonista es Manolo Cardona, quien interpreta a Alex, el hermano de Sara,al que convierten en víctima propiciatoria de una confabulación destinada a encubrir al homicida de la adolescente. El joven recibe una larga condena, de la que cumple 18 años , a lo largo de los cuales se prepara física y mentalmente para investigar el crimen , atrapar al autor y vengarse de todos los que arruinaron su existencia.
Como corresponde a cualquier thriller que se precie de exitoso, el relato tiene a más de un sospechoso que el espectador descarta de capítulo en capítulo mientras se reduce el círculo y se acerca el final. "¿Quien mató a ...?" tiene , además , la marca en el orillo de los telenovelones mexicanos con un patriarca despótico , el español Ginés García Millán, que dicta cátedra sobre valores mientras se acuesta con la esposa de su hijo, gobierna una red de trata con mano de hierro y en los ratos libres le enseña a disparar al nieto, tratando de que se convierta en un auténtico "hombrecito".
Al guionista se le fue la mano con algunas de las historias secundarias en las que exhibe un ensañamiento que ni siquiera tiene relación con el nudo del drama. Entre los excesos que no encuentran justificación clara en la trama está el perfil de uno de los personajes periféricos que , además de ser parte de una historia interminable de iniquidades ,se le atribuye la condición de asesino de sus padres...a los 5 años.