Se fue joven pero dejó un importante legado audiovisual

Además de llanto de sus seres queridos que no pueden creer su inesperada partida, no debe haber mejor homenaje para Paola Suárez que en el prime time televisivo el día de su muerte toda Latinoamérica esté viendo “La muchacha que limpia”, una de las versiones que tiene su creación, esa que hizo realidad su sueño de trascender las fronteras y los países con una historia nacida aquí que el talento ha internacionalizado.

Por algo debe ser que productores, actores y directores la despiden elogiando su apasionado compromiso por el trabajo audiovisual, el empeño con el que logró forjarse una trayectoria que todos reconocen y la convicción con la que pudo demostrar que para las buenas ideas no hay zonas desfavorables.

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“La quiero un montón y le voy a estar eternamente agradecida; una mujer maravillosa que pasó por este mundo para mejorar las cosas” dice Antonella Costa en su despedida, para homenajear a la mujer que contribuyó a darle un nuevo impulso a su carrera de actriz. Es que Antonella es la protagonista de “La chica que limpia”, la serie de la que se habló primero con timidez, como de cualquier otro producto nacido en el interior, y que fue ganando en popularidad y generando reacciones impensadas cuando sus responsables pudieron demostrar que había fuera un gran interés por la historia.

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La anécdota es sencilla y parece ordinaria, sin embargo tiene algo difícil de definir que es lo que consiguió hacerla atractiva para distintos tipos de público. Fueron 13 capítulos de 26 minutos en el inusual escenario de la ciudad de Córdoba, los que desarrollaron la historia de Rosa (Antonella Costa), una madre soltera que se gana la vida limpiando, que trabaja a destajo para mantener a su hijo y que es inusualmente detallista y escrupulosa para realizar sus tareas porque, entre otras razones, está acostumbrada a mantener su casa con la asepsia de un quirófano. Es que su niño, un paciente inmunodeprimido, está siempre expuesto a cualquier clase de contagio.

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La habilidad de Rosa para quitar la suciedad y hacer brillar cada mueble, baldosa o azulejo sometido a su escrutinio, llama la atención de los integrantes de una banda de delincuentes que la contrata para que ella se ocupe de escenas del crimen y borre toda evidencia de lo ocurrido.

La historia va de la labor casi científica de la mujer que elige la música, se coloca los auriculares, se calza los guantes y extrae de su maletín aerosoles, pomos y cremas, a su casa y a la preocupación eterna por la salud del hijo, mientras la policía comienza a pisarle los talones.

La tensión permanente, la posibilidad de que el espectador se identifique con esa madre a pesar de que la ve trabajando para la mafia y las espectaculares sesiones de limpieza ayudaron a vender “La chica…” y le dieron a una de sus creadoras, Paola Suárez, una gran proyección que la fortaleció al frente de la Asociación de Productores Audiovisuales de Córdoba.

Después de la labor desarrollada en Oruga Realizaciones y Oruga Films, compañías con las que realizó distintos tipos de ficciones y documentales entre 2005 y 2012, ahora estaba desarrollando varios proyectos -incluyendo la adptación de “La chica…” para su versión norteamericana-en Estados Unidos y México.

Los domingos a las 23 se estrenan los capítulos de “La muchacha”, interpretada por Damayanti Quintanar junto a Gustavo Sanchez Parra y Ana Layevska. La producción es de Mariano Carranco y el showrunner, Daniel Posada, alguien que asumió idénticas responsabilidades en “El Chapo” y “Tijuana”.

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La adaptación norteamericana que hará Fox se llamará “The cleaning lady” y estará protagonizada por Elodie Young, conocida por su papel en “La chica del dragón tatuado” y por su papel como la asesina Elektra Natchios en las series “Daredevil” y “The Defenders”.

Aunque no han pagado derechos de autor, otra de las producciones inspirada en la serie cordobesa, es sin dudas la turca “Fatma”, disponible en Netflix. Con el protagónico de Burcu Biricik desanda en seos episodios la historia de una mujer sumisa y maltratada que arrastra injusticias varias y, en determinado momento, pasa de fregar pisos a “limpiar” el mundo y descubre que es tan eficaz ejecutando delincuentes como usando el lampazo.

Paola Suárez murió a los 41 años , repentinamente y en pleno disfrute de lo que su talento creador había conseguido. El Incaa, el Polo Audiovisual Córdoba, el Ministerio de Cultura de la Nación y muchos actores lamentaron su temprana partida y homenajearon su inventiva y dedicación al trabajo.

Por María Rosa Beltramo.