Entre ficción y realidad
01/12/2021 | 09:59 | La designación de Magdalena Andersson parece sacada de la serie danesa que estrenará a comienzos de 2022 su cuarta temporada.
La elección de la primer ministra sueca parece un episodio de Borgen, la serie de sus vecinos daneses. Magdalena Andersson tuvo un debut accidentado y digno de un final de temporada cuando logró acuerdo para su designación y 8 horas después presentó la renuncia al no conseguir apoyo a su proyecto de presupuesto.
En medio del desconcierto generalizado, los líderes de la socialdemocracia siguieron negociando y tres días más tarde, al cabo de discusiones dignas del argumento que escribió Adam Price, Andersson resultó reelegida y esta vez con ánimo de permanecer en el cargo.
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Once años antes de que Suecia se atreviera a designar a una mujer para el cargo político más importante, Dinamarca le ganó de mano pero en el universo de la ficción y sentó a Birgitte Nyborg (Sidse Babett Knudsen) en Borgen, expresión que usa el pueblo para hablar del palacio de Christiansborg, sede de los tres poderes del estado y oficina del primer ministro.
Treinta capítulos y tres temporadas después, con la tira convertida en un éxito en Europa y América, lo ocurrido en Estocolmo no ha hecho más que provocar una suerte de deja vu y de propagandizar la cuarta temporada que comenzó a rodarse este año y que Netflix ha prometido estrenar en 2022.
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En la ficción Birgitte representa al partido Moderado, de centroderecha , mientras que Andersson llegó al cargo como integrante de la socialdemocracia. En uno y otro caso, a la hora de buscar el respaldo indispensable para formar gobierno, apelan a los Verdes una agrupación menor pero con un núcleo duro activo de importancia creciente en un mundo cada vez más preocupado por el calentamiento global.
Al igual que la primera ministra danesa, su colega sueca también está casada y tiene dos hijos .Buena parte del encanto de la serie se basa en la evolución de la vida doméstica de Birgitte, sus intentos de atender el frente institucional y el privado, con la ayuda de un marido que al principio parece satisfecho con llevar el peso de las responsabilidades hogareñas hasta que una supuesta incompatibilidad lo fuerza a rechazar un trabajo con el que había soñado toda la vida.
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La crisis matrimonial y la forma en la que se dispara en los momentos más complicados de la carrera política de la funcionaria figuran entre le mejor de la segunda y tercera temporada .El público de esta parte del mundo aprecia en Borgen la sencillez de los representantes de la clase política, que vayan a trabajar a pie o en bicicleta y que , casi todos, se movilicen sin guardaespaldas.
La historia, sin embargo, tiene poco de naif e incluye al menos un caso de chantaje que termina con un suicidio. Además, de la aparente transparencia que se sugiere al comienzo se pasa a un acontecimiento muy oscuro que implica a uno de los protagonistas y que permite avizorar todo un universo que permanece oculto pero sigue existiendo por debajo de una superficie que muestra una sociedad igualitaria, democrática y civilizada.
Parte de la consideración que logró “Borgen” en todos los países donde exhibieron la serie procede de la maestría con la que describe la relación del poder con la prensa , los manejos de los grupos de presión, las dificultades para hacer coincidir a representantes de distintas ideologías bajo un mismo techo y , lo mejor, la vida de una familia tipo sometida a las exigencias de uno de sus miembros de ser cabeza de estado y a las demandas normales del día a día en una casa donde hay expectativas insatisfechas, obligaciones desiguales, celos y reclamos .
Magdalena Andersson es economista, al igual que su marido al que conoció cuando frecuentaban la Escuela de Negocios. Exactamente como Philip Christensen, el marido de Birgitta en la serie danesa y docente en la Copenhagen Business School. Por la felicidad de la familia sueca habrá que esperar que las coincidencias acaben allí porque en la tira el matrimonio apenas si aguanta los primeros diez episodios.
Para cuando estrene la cuarta temporada, la dirigente socialdemócrata sueca ya habrá tenido ocasión de disfrutar de las mieles del poder y de soportar sus aristas más complejas. En los capítulos que se vienen Nyborg será ministra de Asuntos Exteriores y en esta nueva etapa se verá amenazada por la relación de Dinamarca con sus aliados. Katrine (Birgitte Hjort Sorensen), mientras tanto, abandonará el rol de jefa de prensa para volver a su primer amor, el periodismo.
Para regocijo de los fans de “Borgen” en esta parte del mundo en la próxima edición habrá en el elenco de colaboradores de la protagonista una joven argentina, María Fernanda Lago, que hasta el año pasado trabajó como periodista pero le aconsejaron presentarse a un casting, le fue bien y se dará el gusto de participar de lo que promete ser un éxito.
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