Tom Cruise vuelve real lo impensable en una nueva "Misión Imposible"

Por Francisco Vidal.

Opinión: excelente

En el cine hay repeticiones. Formulas de éxito que se recuperan una y otra vez, porque lo original es cada vez más difícil de encontrar. El problema aparece cuando esa fórmula que antes nos gustaba ahora está desgastada y ya no emociona, no es más que un servicio a algún viejo fan.

Por suerte, "Misión Imposible: Sentencia Mortal - Parte 1" es todo lo contrario. Tom Cruise se vuelve a poner sobre los hombros una película de acción en la que demuestra que todavía le queda corazón al género.

Acá no hay demasiadas vueltas: el ya conocidísimo agente Ethan Hunt tiene que conseguir y averiguar sobre información una llave cruz que tiene dos partes y que en manos equivocadas puede generar un caos planetario.

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Pero el costado interesante de todo esto es que se mete con una discusión bien actual: el malo ya no es tanto el humano, sino una inteligencia artificial que está fuera de control. 

Es así que el director Christopher McQuarrie -por tercera vez en la franquicia- nos lleva por lugares del mundo como Roma de la mano de Cruise y una nueva compañera, la ladrona Grace (Hayley Atwell).  

No faltan caras que ya vimos como la "Viuda Blanca" de Vanessa Kirby o la agente Faust de Rebbecca Ferguson, al igual que otros fantasmas del pasado de Hunt. Los momentos justos de comedia no fallan, sobre todo de la mano de dos viejos conocidos de la saga: Benji y Luther (Simon Pegg y Ving Rhames). Una nueva "villana" algo tarantinesca interpretada por Pom Klementieff le aporta, en tanto, algo de frescura a la trama.

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A las fórmulas de Misión Imposible ya las conocemos: nos engañan con las muertes de los personajes; los protagonistas se salvan por un pelo mientras los espectadores nos quedamos sin uñas. Pero funcionan aquí a la perfección. 

Esa "magia" quizás está en que en el medio de impecables coreografías de acción sepamos que mucho fue filmado por el propio Cruise, bajo su propio riesgo. Esta vez, por ejemplo, el actor verdaderamente saltó por un impactante acantilado de Noruega en moto y abrió un paracaídas.  

La credibilidad en lo "imposible" es el gran fuerte del film. Se diferencia, por ejemplo, de una franquicia como "Rápidos y Furiosos", que modificó su propio universo para volverlo irreal. Acá Tom Cruise sigue siendo el mismo Ethan Hunt de siempre, que siempre se salva con lo justo y que logra lo impensado.

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La adrenalina consigue que las casi 3 horas que dura la nueva misión imposible se pasen muy rápido, con el punto a favor de que, pese a ser una primera parte, la historia tiene un cierre y no se corta de manera irritante y repentina. 

Tom Cruise, después de este convite y de "Top Gun: Maverick", demuestra que el cine de acción está más vivo que nunca. Sólo hacía falta exigirle un poquito más.