Un drama judicial y una de acción, las elegidas del público

De las producciones que habilitó recientemente Netflix, dos películas escalaron posiciones hasta ubicarse entre lo más visto en el país. Una es “Monstruo” un típico drama judicial en el que, otra vez, en el corazón del conflicto está el racismo y a la restante la rebautizaron “Sospecha mortal” aunque es mucho más gráfico “El informante” que es el título original para una propuesta dirigida a los fanáticos de la acción y el suspenso.

“Monstruo” es lo que le grita el fiscal a tres afroamericanos acusados de asesinar a un latino, dueño de un almacén, para apoderarse de un puñado de dólares de la caja y algunas etiquetas de cigarrillos. El espectador sabe, de entrada, que uno de los imputados es inocente y además, va reuniendo evidencias sobre su cálida vida familiar, su condición de alumno brillante , sus planes de ingresar a la universidad y su natural habilidad para la fotografía.

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Steve Harmon, interpretado por Kelvin Harrison Jr. tiene 17 años , deseos de convertirse en director de cine y el apoyo de una familia de clase media que cree que lo más difícil que aparece en su horizonte es el examen de ingreso de su primogénito. El chico va del colegio a la casa en bicicleta y a mitad de camino para en un parque con su cámara para hacer los primeros palotes de una carrera que, sospecha, le permitirá triunfar en el séptimo arte.

Dirigida por Anthony Mandler, un realizador que viene del mundo de la música y ha puesto su firma en videoclips de Taylor Swift, Rihanna y Beyoncé, la película alterna el mundo de la cárcel a la que van a parar los sospechosos y el de los estrados judiciales en donde un jurado popular escucha una y otra vez las exposiciones del fiscal y los abogados defensores. El espectador, mientras tanto, cruza los dedos para que la verdad se filtre entre los prejuicios y sean capaces de creerle al inocente.

Aunque el relato es absolutamente lineal y el público está al tanto de lo ocurrido, el suspenso está en la decisión que adoptará el jurado. Apoyado en un guion claro, el director logra mantener la incógnita durante toda la narración y para salirse de lo absolutamente convencional, sobre el final incluye una vuelta de tuerca que le da un toque especial al protagonista.

Frontera difusa

“Sospecha mortal” transcurre en el espléndido paisaje urbano de Nueva York pero se basa en una novela sueca y de ese país es uno de los protagonistas, Joel Kinnaman. En el elenco tienen roles destacados Rosamund Pike y Clive Owen. El atractivo de la historia está en la condición de infiltrado en la mafia del personaje de Kinnaman y su eterno caminar por el filo de la cornisa para no revelar su verdadera condición.

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Adaptada para escenificarla en Estados Unidos, la narración original está en el libro “Tres segundos” de la dupla escandinava integrada por Ander Roslund y Borge Hellstrom, dos autores expertos en volver una y otra vez sobre la difusa frontera que suele separar al delito de la ley, una temática que conocen muy bien porque el primero es un periodista que trabajó largamente en judiciales y su co equiper es un ex convicto que, una vez rehabilitado, se transformó en funcionario penitenciario especializado en la recuperación de criminales y adictos.

Dirigida por el italiano Andrea Di Stefano, la película tiene buenas dosis de acción y mucho suspenso. Pete Koslow (Joel Kinnaman) vive con su esposa Sofía (Ana de Armas) y su hija Anna (Karma Meyer) y está infiltrado en la mafia polaca. Pasa algo serio durante una entrega de drogas y queda al borde del precipicio, abandonado por las fuerzas del orden y forzado a retornar a la cárcel por un jefe narco que no le da chances; o se deja apresar para manejarle el negocio en prisión o tendrá que olvidarse de su familia.

Lo mejor de “Sospecha mortal” para los que disfrutan especialmente de la acción son las imágenes de un rescate en la cárcel. El suspenso está presente en cada escena y esa es, probablemente, la clave del éxito de la película.