¿Vale la pena ver "El Ejército de los Muertos" en Netflix?

"La ciudad del pecado", como conocen a Las Vegas, se ve colapsada por una repentina invasión de zombies que destrozan el núcleo urbano. Luego de un combate sanguinario, las autoridades cierran la zona con contenedores, con todos los muertos vivos adentro.

Eso muestran los primeros minutos de "El Ejército de los Muertos", la última película de Zack Snyder en Netflix -quien dirigió la remake de "El Amanecer de los Muertos" (2004), "300" y "La Liga de la Justicia"-. La producción narra cómo un grupo de mercenarios contratados por un magnate japonés decide arriesgar su vida y entrar a la ciudad infestada para llevarse un pozo millonario de la bóveda de un casino antes de que los Estados Unidos lancen una bomba nuclear en el lugar. 

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El filme presenta uno a uno a los personajes, algunos de los cuales ya fueron héroes en la primera invasión y ahora quieren hacer algo por ellos mismos. Liderados por Scott Ward (Dave Bautista), se unen para una nueva cruzada; la mayoría no tiene nada que perder.

En el equipo hay mujeres fuertes como María Cruz (Ana de la Reguera); la ácida piloto de helicóptero Marianne Peters (Tig Notaro); una suerte de "youtuber mata-zombies", Mikey Guzmán (Raúl Castillo) y Vanderohe (Omari Hardwick), otro de los antiguos compañeros de Ward. También suman a un tímido experto en cajas fuertes alemán, Ludwig Dieter (Matthias Schweighöfer) y para entrar los guía la experimentada Lily (Nora Arnezeder), una mujer misteriosa de que oficia de "coyote" en el campamento de la zona.

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Los acompaña una amiga de Mikey, Chambers (Samantha Win) y el jefe de seguridad de quien los contrató, Martin (Garret Dillahunt), quien les genera suspicacias desde el comienzo. Una de las motivaciones del líder es recuperar la relación con su hija Kate (Ella Purnell), luego de una situación dramática que les tocó vivir juntos. La joven es voluntaria en un campo de cuarentena en las afueras de la ciudad. 

Pero la misión no será para nada fácil: también hay zombies alfa, una clase más organizada, con muchas más habilidades que los tradicionales y con regentes que controlan el lugar.

Uno de los puntos fuertes de la película es la banda sonora (Junkie XL), con canciones clásicas pero en una versión parsimoniosa, que conquistan un gran contraste con las muertes, los tiroteos y la sangre. Algunos ejemplos son "Viva Las Vegas" (Elvis Presley), “Sí señor” (Control Machete) y “Zombie”, de The Cranberries.

La fotografía, también a cargo de Snyder, está muy bien lograda: muestra una increíblemente devastada Las Vegas, con todos los puntos que quizás vimos en otras películas, hechos ruinas. Se capta bien esa soledad y abandono en pleno desierto de Nevada.

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La película atrapa desde el inicio, con momentos épicos y propuestas atractivas, como la presencia de un tigre zombie. También intenta tocar polémicas actuales, como el trato diferencial a los inmigrantes –hay zonas de cuarentena donde son discriminados- o algunas situaciones “pandémicas”.

No hay que esperar sin embargo grandes planteos o profundidad en los conflictos de los personajes: el guion recurre a clichés constantes y personajes bastante típicos para el género, bien diferenciados en sus personalidades. 

Zack Snyder dirigió su segunda película del género zombie.

"El Ejército de los Muertos" tiene todos los elementos clásicos de un filme de ese estilo: la división de tareas, la traición, el que se casi echa todo a perder. Las situaciones dramáticas no logran convencer mucho y, más allá de que es una película de por sí fantasiosa, las razones de algunos protagonistas para arriesgarse la vida son poco creíbles; sus elecciones son inverosímiles.

De todas formas, es una gran propuesta para quienes quieren unas 2 horas 28 minutos –se pasan muy rápido- de pura adrenalina y entretenimiento, al calor de los disparos y de fuertes escenas de sangre.

Por Francisco Vidal.