Fernando Cavenaghi, el crack que cumplió el sueño del hincha

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Fernando Cavenaghi, el crack que cumplió el sueño del hincha

05/08/2023 | 16:19

En su carrera profesional vistió 8 camisetas y jugó en 7 países, pero hablar de él, en definitiva, es hablar de River. Marcó 112 goles y festejó la Libertadores en 2015. Reviví su historia.

Redacción Cadena 3

Raúl Monti

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Fernando Cavenaghi, el crack que cumplió el sueño del hincha

Contar la historia de Fernando Cavenaghi es casi lo mismo que contar la historia reciente de River: en las buenas y en las malas, allí estuvo el goleador. A lo largo de su carrera profesional, el “Torito” defendió 8 camisetas y jugó en 7 países distintos, pero es casi imposible imaginarlo sin la banda roja cruzándole el pecho.

Tuvo tres ciclos en el club de sus amores, donde jugó 212 partidos y gritó 112 goles. Los hinchas del “Millonario” lo aman, y el amor es correspondido. Cavenaghi atesora en su memoria las 9 vueltas olímpicas que dio con la camiseta de River, muchas más de las que podría haber imaginado cuando era simplemente un nene, en un pueblito de Buenos Aires, que adoraba jugar al fútbol.

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La mamá de Fernando estaba cansada de ir pateando las pelotas que se encontraba en todos los rincones de la casa. El pequeño Cavenaghi pedía el mismo regalo en cada cumpleaños, y llegó a tener once ejemplares de su juguete favorito. Aunque no era travieso ni desobediente, era un estudiante flojo. La escuela estaba muy abajo en su lista de prioridades: él sólo pensaba en meter goles cada vez que tenía la oportunidad.

Su talento estuvo a la altura de su obsesión. Se sumó a las inferiores de River con apenas 13 años, y su familia celebraba con euforia cada vez que salía en la tele alcanzando pelotas en algún partido de la primera. Debutó como profesional en el 2001, y su primer encuentro con la red llegó en su presentación oficial en la Copa Libertadores.

En aquellos años, el “Millonario” se acostumbró a sacar grandes goleadores de su cantera. Cavenaghi tomó la posta que le habían pasado Hernán Crespo y Javier Saviola, y se metió a los hinchas en el bolsillo en muy pocos partidos. Fue campeón y protagonista del Torneo Clausura en el 2002, 2003 y 2004. Ese último año, antes de partir a Europa, se consagró definitivamente con un gol a Boca en la Bombonera, que se grabó para siempre en la memoria de los riverplatenses.

Se adaptó a la perfección al Viejo Continente. Tras un paso por el Spartak de Moscú, encontró su nuevo hogar en el fútbol de Francia. En Girondins de Burdeos ganó cinco campeonatos en tres temporadas, se le abrió el arco y conoció como era la buena vida de la que le hablaban sus colegas que estaban en el exterior. Se fue a préstamo al Mallorca y a Inter de Porto Alegre pero le puso un freno total a su aventura el 26 de junio de 2011.

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El descenso de River fue un mazazo que cambió completamente el rumbo de su carrera. Tenía un buen contrato en Francia, pero arregló su salida sin dudarlo para ir a meterse en el barro de la B Nacional. Hinchas propios y ajenos aplaudieron el gesto de Cavenaghi, que no tenía explicación desde lo económico o lo futbolístico: indudablemente, el “Torito” volvía por amor.

River ganó el campeonato con autoridad, pero el camino no fue fácil. Cavenaghi metió 19 goles en 37 fechas, un promedio goleador similar al que había alcanzado cuando era un veinteañero. Lloró como un nene cuando el ascenso se hizo realidad, pero no se quedó a disfrutar de la primera. Con la gesta consumada, se fue nuevamente a Europa con la tranquilidad del deber cumplido.

Pasó dos años afuera, entre Villarreal y Pachuca, antes de volver a River por tercera y última vez. Se reencontró con Ramón Díaz como director técnico, con quien había causado estragos a principios de siglo, y juntos devolvieron al club a lo más alto del fútbol argentino. Cavenaghi lo celebró eufórico, ya con la cinta de capitán en el brazo y la banda roja en el alma.

El capítulo final de su historia lleva la firma de Marcelo Gallardo. Lejos de sus años como promesa, el “Cavegol” se convirtió en el líder de un grupo que conquistó prácticamente todo a nivel internacional. Ganó la Copa Sudamericana del 2014, con eliminación a Boca incluida, la Recopa Sudamericana contra San Lorenzo, y la inolvidable Copa Libertadores del 2015.

Levantó el trofeo bajo la lluvia, en un Monumental repleto, junto a Marcelo Barovero. Consiguió la mejor foto de su vida, besando la base de la copa más deseada de todo el continente, y una vez más, como en el 2004 y en el 2012, se fue en lo más alto. Aunque jugó un año más en Chipre, tuvo su verdadera despedida en aquella noche histórica.

Fernando Cavenaghi se ganó el respeto de todos los futboleros del país por una razón que excede lo que consiguió dentro de la cancha. Aunque no tuvo lugar en la Selección ni en un equipo grande del fútbol europeo, el “Torito” logró todo lo que se propuso en el club de sus amores. En las buenas y en las malas, vivió en carne propia el mayor placer que puede imaginarse un enamorado de este juego: Fernando Cavenaghi es uno de los pocos privilegiados que cumplió el sueño del hincha.

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