La quinta pata del gato
16/02/2021 | 11:46 | Hidrovía: logro vital de los 90. Vence la concesión. Riesgo de estatización. Si sale mal, el primero en caer será el campo cordobés. Pero ni el campo ni la Provincia tienen una silla.
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Hay cosas que son muy, muy importantes y, pese a eso, no todo el mundo las conoce. En Argentina, una de esas cosas es la Hidrovía. ¿Qué es la Hidrovía? Bueno, la Hidrovía es la infraestructura más importante de toda la Argentina. Son 3.400 kilómetros de ríos y canales y más de 80 puertos con eje en el Paraná, por donde sale casi el 80% de las exportaciones del país. A todo eso hay que dragarlo y mantenerlo para que puedan pasar los barcos. Hasta 1995 a eso decía que lo hacía el Estado pero no lo hacía. Por eso casi todo tenía que salir por Buenos Aires. Ese año se dio en concesión y desde entonces la Hidrovía funciona, cobrando un peaje. Al punto que las empresas argentinas pudieron montar sobre el Paraná el mayor centro procesador de harinas y aceites del mundo. Por que todo eso se puede cargar y transportar.
Ese contrato fue prorrogado sucesivamente por decreto. Y los gobiernos peronistas le fueron autorizando peajes en dólares cada vez más altos. En 2010 Cristina Fernández extendió por decreto la concesión hasta Resistencia. En 2018 el presidente de la Hidrovía, Gabriel Romero, declaró ante la Justicia que había pagado 600 mil dólares en coimas por ese contrato. O sea, el negocio es turbio como el Paraná.
La cuestión es que faltan sólo 75 días para que el contrato se venza. El gobierno dijo que no va a prorrogar el contrato actual y que va a llamar a una nueva licitación, pero los papeles están en veremos. El ala kirchnerista invoca la soberanía y presiona a Alberto Fernández para que estatice todo y construya un canal multimillonario nuevo el Río de la Plata para concentrar en Buenos Aires servicios que hoy se prestan desde Uruguay. Pero el Estado no tiene ni ahí la plata necesaria para eso. El riesgo es enorme: terminar creando otro antro de ñoquis, acomodados e incompetentes para manejar la infraestructura más delicada del país.
Pese a la premura de los tiempos, el gobierno creó un Consejo de la Hidrovía para debatir qué hacer. Está integrado por todas las provincias ribereñas. Pero no está integrada por los que ponen la tarasca: en definitiva la Hidrovía se financia con los peajes que finalmente se descuentan del precio de los granos. O sea: la mantienen los productores. Y ellos, los usuarios, no están invitados. La Mesa de Enlace pide ser escuchada pero no pasa nada.
Y tampoco forma parte la Provincia de Córdoba, pese a que aquí se produce un tercio de los granos de todo el país que luego van por la Hidrovía. El gobierno de Juan Schiaretti pidió participar. Pero lo ignoraron.
El tema es crucial. Te explico por qué. Prestá atención: los granos pesan mucho y ocupan mucho lugar en relación a su valor. Por ende su transporte es muy sensible. Si es caro trasladarlos, no tiene sentido producirlos. Por eso Argentina se transformó en granero del mundo una vez que hubo ferrocarriles y no antes.
Ahora bien: la producción de granos de Córdoba ya está colgada del pincel. El sistema de retenciones (que castiga a todos por igual no importa cuán lejos de los puertos estés) y el hecho de que los campos de Córdoba son los que más lejos están de los puertos ya suponen una fuerte pérdida de competitividad. Si encima la lo de la Hidrovía lo van a hacer mal una manga de centralistas improvisados y chauvinistas trasnochados esta situación se va a agravar. Si el futuro de la Hidrovía sale mal -y no pinta bien- los productores de Córdoba van a ser las primeras víctimas.
Más vale que todos, oficialistas, opositores, sindicatos, cámaras empresarias, universidades se pongan las pilas. Si no lo hacen, a Córdoba la van a dejar más mediterránea, más aislada y más alejada del mar que nunca. Mientras nosotros papamos moscas.