Grieta
14/02/2020 | 18:12 | Se supone que hay fuga de divisas cuando se mantiene artificialmente bajo el dólar. Eso hizo CFK. Con el fin del gradualismo el dólar pasó de 17 a 60.
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Cristina Fernández se ha puesto a la cabeza de la creación de un nuevo relato: que el FMI financió lo que el kirchnerismo llama la “fuga de divisas”, es decir la compra de dólares por parte del sector privado, en el último año y medio de Macri.
¿Por qué decimos que se trata de un relato? Vamos por parte. El FMI acordó con Argentina un préstamo y le terminó girando 44 mil millones de dólares.
De ese monto, la enorme mayoría, 37 mil millones, se utilizó para reemplazar deuda. Como los demás acreedores decidieron dejar de prestar, cada vez que vencía un bono, el Estado tenía que pagarles sus dólares. Para Argentina fue positivo, porque esas deudas estaban al 8% y ahora lo que le debe al FMI está al 4% anual. O sea que eso no se fugó: se cambió una deuda en dólares por otra.
El resto, algo más de de 6.000 millones de dólares se usó para pagar vencimientos en pesos. Como el gobierno había acordado con el FMI dejar de emitir, el FMI admitió que vendiera dólares y comprara pesos para, con esos pesos, cancelar vencimientos. Esos dólares, que los tenía el Estado, sí pasaban a estar en manos de privados.
Simplificar eso como una fuga, con el tufillo presidiario de esa palabra, exhibe el gusto del kirchnerismo por las medias verdades. Cristina Fernández no dice cuáles hubieran sido las alternativas para cancelar esos vencimientos en pesos. Te las digo yo. Una, hubiera sido emitir, con mayores efectos inflacionarios. Otra, declarar el default. Otra, recortar el resto del gasto público y con el ahorro pagar la deuda en pesos. Pero justo eso fue lo que trabaron el kirchnerismo y la mayoría de los gobernadores, que políticamente apostaron siempre a la quiebra financiera de la gestión de Cambiemos.
Finalmente, según el propio manual K, las “fugas de capitales” se hacen manteniendo un dólar artificialmente bajo. A los K les gusta decir que es para "regalarles dólares a los amigos", aunque en realidad siempre se hace para usar el dólar como ancla de la inflación. En cualquier caso, el punto es que el dólar tiene que estar ficticiamente barato (no les vas a "regalar" dólares caros a los amigos).
Y eso es justamente lo que no pasó con Macri. Desde la crisis que lo llevó a acodar con el FMI, el dólar pasó de 17 a 60. Si algo no sucedió fue que el dólar se mantuviese artificialmente barato.
En cambio, eso sí sucedió durante la gestión de Cristina Fernández. Como emitía pesos a lo pavote, su gestión sí usó el dólar como ancla. Durante su primer gobierno el Banco Central les tuvo que dar 80.000 millones de dólares a quienes cobraban sus pesos crocantes y de inmediato los cambiaban por dólares. Por eso en su segundo gobierno tuvo que imponer un cepo cada vez más restringido. Porque ya no tenía dólares para vender a 9,80, el precio de ficción que dejó al fin de su mandato.
De hecho, la fuga fue tanta que, cuando se fue, dejó el Banco Central sin reservas. Como habrá sido que, al final, su gobierno terminó vendiendo miles de millones de los llamados "dólares futuro”, dólares que ni siquiera tenía. Si Cristina se aplicara a sí misma sus propias categorías, debería decir que ella financió no sólo fugas del presente, sino incluso fugas del futuro.
Es que una cosa es el relato la fuga. Y otra es fugarse de las responsabilidades a través de un relato.