Política esquina Economía
10/09/2021 | 16:18 | Los que quieren cambiar no te detallan qué sacrificios significaría eso. Los que no quieren cambiar no te dicen que adelante sólo hay más decadencia.
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Terminó la campaña y el domingo vamos a ir a votar. Y tengo la sensación, que tal vez muchos compartan, de que hemos vuelto a vivir lo que ya vivimos otras veces, en un bucle que se repite.
Nadie ha hablado en forma descarnada. Es cierto que, mientras unos tiraron la pelota afuera hablando del carácter afrodisíaco de sus partidos, otros han dicho que lo que se juega en esta elección es la República misma. No todos son iguales ni todo es lo mismo.
Pero falta una sinceridad de fondo. Tenemos por delante una disyuntiva gruesa: cambiar o continuar. Y a eso lo expresan los dos grandes polos políticos. Juntos, los excambiemos, todavía dicen, aunque no tan claro como antes, que cambiar es la única forma de mejorar. El Frente de Todos dice que no, que hay que seguir igual, porque es la única forma de no perder lo que aún tenemos. Reforma laboral, apertura económica, estructura del Estado, impuestos… en cualquiera de estos campos los dos polos se alinean del mismo lado.
Pero ninguno desarrolla toda su verdad. Tal vez porque ni los medios, ni los votantes ni la sociedad en general se banca escucharlo o porque ya no sabemos concentrar la atención por más de media hora.
Los que quieren cambiar no te dicen que eso implicaría que Argentina entre en cirugía, porque está enferma y curarse implica sacrificios. No detallan quiénes perderían una pierna. No explican quiénes deben afrontar la medicina porque son parásitos desde hace décadas. Ni cómo se podría ayudar a quienes no tienen la culpa de todo esto pero igual sufrirían en el posoperatorio.
Y los que no quieren cambiar no te dicen que seguir así -con esta fiebre inflacionaria, con las salas llenas de gente sin nada que hacer, y en esta inanición de pobreza subsidiada- es entrar al último letargo. Esquivamos la sala de operaciones, es cierto. Pero es para entrar a la sala de Cuidados Paliativos de los enfermos terminales. Una triste dosis de morfina para esquivar el dolor. Pero con destino de moribundos.
En el fondo, creo que todos conocemos esta disyuntiva. Tal vez por eso la tapamos. Lo que aún no conocemos es cuál de las dos cosas vamos a elegir. Buen fin de semana. Y vayamos a votar el domingo.