El rumbo del gobierno
25/05/2020 | 17:34 | El kirchnerismo va exhibiendo su intención de siempre: ir por todo. Y blanquea que usó al Presidente para no espantar a moderados. Y ni el Presidente ni alguno de sus pocos ministros lo niegan.
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No son buenos momentos. Estamos congelados entre el miedo al Coronavirus y la tragedia económica que se traga miles de empresas y empleos. La situación está lejos de ser cómoda, excepto para los que viven en la luna.
En este marco, no pasa casi un día sin que políticos del kirchnerismo se paseen descuidadamente entre nosotros con sus baldes de nafta, con sus amenazas veladas, con sus propuestas de crispación, con sus reformas de pecho.
Ahora fue el turno de Gabriel Mariotto, eximpulsor de la ley de medios con que CFK pretendió limitar la libertad de prensa en el país. Mariotto blanqueó el fin de semana la vocación de ir por todo a la que el kirchnerismo no ha renunciado.
Dio a entender que el kirchnerismo simplemente usó la imagen de moderado de Alberto Fernández para ganar las elecciones y que ya es hora de que esa farsa de la moderación se termine. “Yo no quiero moderarme”, dijo. Y agregó que para él hay que aprovechar la situación para que, cuando termine la pandemia, los servicios públicos y el comercio exterior “estén en manos del Estado”.
No vale la pena discutir con las piedras y decir que, si el Estado ya se queda con un tercio de las exportaciones del agro sólo con las retenciones, ya tiene en sus manos el comercio exterior. O recordar los desastres que fueron los servicios públicos manejados directamente por el Estado que a fines de los 80 dejaron un país a oscuras.
Lo llamativo son estas apariciones del día a día. Mariotto disfrazado de comisario soviético, fogoneando una nueva crispación. Otro día, una diputada proponiendo la estatización de 250 mil empresas privadas con sueldos subsidiados por Anses. O las movidas de funcionarios en una justicia congelada para asfaltar los últimos tramos que faltan para la impunidad total.
Los hechos se disparan en todas las direcciones, desde una suelta indiscriminada de presos con la excusa de la pandemia hasta la rotura cotidiana de silos bolsa en los campos, claramente blanco de una pseudomilitancia de delincuentes tan ignorantes como resentidos.
Sobre todo esto preside Alberto Fernández sin decir si avala o no todo esto. Su estrategia del silencio es cada vez más insostenible.
Mariotto hoy no reviste mayor importancia política, lo acomodaron como diputado del Parlasur, pero lo que dijo pone a Fernández en el lugar del papelón: el Presidente viene a ser una mera marioneta que el Frente de Todos usó para llegar al poder. Ha pasado ya más de un día desde que Mariotto dijo lo que dijo. Y debe ser cierto, porque nadie, ni en el kirchnerismo ni en el albertismo, ha salido a refutarlo.