Clases sí, clases no
06/04/2021 | 12:28 | Un combo de ciclo corto, atraso en el inicio de las clases, un examen de ingreso demorado y pocas horas presenciales enciende la queja de muchas familias.
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Hoy el país entero se despacha con el descontento de la más famosa escuela pública del país, que es pública pero es para ricos y famosos del progresismo chic: el Colegio Nacional de Buenos Aires, dependiente de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Ayer, después de un año sin clases y 46 días después de que el resto de las escuelas iniciara el ciclo 2021, el colegio por fin iba a iniciar clases presenciales.
Pero parece que la falta de autoridad de las autoridades y la irracionalidad sindical dejaron a los alumnos librados a un caos en el que algunos tienen clases, otros no y otros se pasaron el día encerrados en un aula, sin docentes.
Ahora bien, es posible que en Córdoba no estemos asustando del degollado. Un paseo por las redes sociales muestra el descontento de muchísimos padres de alumnos de los dos colegios públicos más famosos de la capital provincial: el Monserrat y el Belgrano, los dos dependientes de la Universidad Nacional de Córdoba.
Hay muchas quejas y mucha discusión. Una queja es por la aparente falta de estamina, de energía, de las dos escuelas para remontar un año que fue para el fracaso. Las clases van a empezar efectivamente el 12 de abril, un mes y medio después que el resto de las escuelas. El año pasado empezaron el 9 de marzo. O sea que ya arrancan desde atrás contra un año que debe haber sido el peor de la historia. Todo viene demorado. El examen de ingreso, que siempre se tomaba al principio de diciembre, se está tomando recién hoy en el Monse. Y se toma mañana y pasado en el Belgrano. ¿No se podía hacer nada mejor?
Hay mucho enojo en muchos padres con la modalidad. En el Monse los chicos, en realidad, van a tener clases presenciales sólo 5 días al mes. En el Belgrano, sacan la cuenta los padres que no están de acuerdo, sólo 5 días en un mes y medio. Y con 3,5 horas de clase reales en esos días.
Las propias escuelas declaran que, en realidad, la presencialidad no será tal. Los días en que los chicos vayan a clase se usarán más que nada para reforzar o viabilizar la educación virtual. Y sobre la experiencia de la virtualidad en ambas escuelas el año pasado es imposible reproducir lo que piensan muchos padres. Llueven las quejas sobre docentes que, para muchos padres, se limitaron a mandar unos links por mail.
Hace años que los colegios dependientes de la Universidad Nacional de Córdoba, con el pretexto de una autonomía mal entendida, están en realidad en manos de docentes y no docentes, con poca o nula capacidad del resto de la sociedad de revisar lo que allí sucede, para conocer su productividad y su calidad. Y van perdiendo jirones de prestigio y credibilidad en el camino. Basta ver lo que pasa con los aspirantes. Entre 2010 y 2017 al Monse querían entrar en promedio 1.100 alumnos cada año. Este año fueron sólo 850. En el Belgrano, el promedio de aspirantes era de 720. Ahora fueron apenas 520. Caídas del 23 y del 28 por ciento respectivamente. Las noticias están ahí. Y los celadores y profes que controlan los dos colegios deberían escucharlas y chequearlas en serio: los padres de los alumnos, da la impresión, están votando con los pies.