Guerra al sector privado
15/12/2020 | 13:54 | De un plumazo, los empleados de peajes pasan al Estado. 30 mil contratados de la Nación a planta permanente. Asueto para ver un eclipse. Siga la fiesta.
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El sistema vial nacional continúa su fracaso ininterrumpido: hace 50 años que básicamente tenemos las mismas rutas que hace 50 años. Fracasó el Estado, fracasaron los peajes, fracasaron los no peajes. Ahora, el gobierno da de baja el último fracaso, el de Cambiemos: que constructoras privadas invirtieran primero y cobraran después explotando los corredores. Ese plan también se suicidó desde lo alto del déficit fiscal y el riesgo país, que impiden financiar nada en Argentina. Así que el gobierno acaba de dar de baja todo. Pero las empresas, en lugar de despedir a sus 1.700 empleados, como cualquier empresa, se los pasa a una empresa estatal.
El ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, seguramente para evitarse protestas frente a su despacho, arregla rápido el pase. Listo. Todos estatales.
Hoy mismo, el gobierno nacional firma con ATE y UPCN el pase a planta permanente de 30 mil estatales. Equivale a la burocracia de tres municipalidades de Córdoba de un plumazo.
Todo tranqui. Todo entre algodones. Con privilegios que llegan al absurdo. Como el asueto que la gobernadora Arabela Carreras decretó ayer para todos los estatales rionegrinos, para que vieran el eclipse. Y sí… si en muchos casos da lo mismo que calienten o no una silla.
Por eso muchos estatales, en diciembre, entre las fiestas y el finde largo, van a tener sólo 18 días laborables. Los políticos que dirigen el Estado quedan bien. Y muchos servicios no se resienten porque igual son reducidos, o mediocres, o estamos acostumbrados a que no existan.
Hay que parar con toda esta cultura perversa. Hace años que no dejamos de agrandar una burocracia en parte innecesaria, en parte mediocre y cada vez más costosa. Y la cargamos sobre las espaldas de un sector privado cada vez más chico, más débil, sin crédito, sin capacidad de invertir, donde hay que ser productivo aunque no haya rutas, o desaparecer.
Los números no mienten. El último dato de Indec muestra que se perdieron 2,5 millones de empleos en el último año. Pero nada de esto pasó en el paraíso del empleo estatal. Es más: en septiembre los estatales de todo el país eran más que hace un año, según Anses. Katopodis acaba de agregarle unos miles más para no comprarse él un problema.
Ni siquiera es justo. Porque ¿qué tiene esto de justo? ¿por qué es una tragedia que se quede sin empleo un empleado de peajes pero no lo es que pierda su trabajo el empleado de un comercio de la peatonal ahogado en impuestos, inflación y competencia en negro?
El Estado fofo no sólo elude su ajuste. Lo peor es que no para de agrandarse. Y de trasladar su improductividad cada vez mayor a los privados, que van desapareciendo. Un día seremos todos estatales es inmensamente pobres. Y la casta política, que hoy es incapaz de hacer otra cosa, va a decir que no se dio cuenta.