Educación
03/11/2019 | 11:51 | La educación ceterizada expropia el derecho de los chicos en Chubut. Si el cinismo de unos pocos y la estupidez de miles se exportara, la Argentina sería una potencia.
Audios
En febrero de este año el gobernador de Chubut, decidió pagarse la reelección con plata del Estado. Entonces, Mariano Arcioni, les regaló a los docentes un aumento del 100% del salario de bolsillo después de un simulacro de negociación sindical. No era que estaban atrasados los sueldos, porque ya durante todo 2018 los salarios habían estado atados automáticamente a la inflación.
Todos se llenaron la boca con grandes palabras. Hubo loas a la “voluntad política” de invertir en la educación, en el futuro de los jóvenes, en apuntar a la sociedad del conocimiento y todos se felicitaban a sí mismos por el respeto demostrado en el diálogo constructivo de la negociación.
Los sindicatos siguieron los rituales de la educación ceterizada de la Argentina. En largas asambleas un océano de delgados “aprobó” el aumento. ¿Qué esperaban? ¿Que rechazaran semejante cesión del presupuesto público a una corporación?
Estaba todo tan lindo que se olvidaron de una cosa. A esos salarios Chubut no estaba en condiciones de pagarlos. La cosa se pudrió tras los primeros meses del ciclo. Desde entonces se perdieron 75 días de clases por las huelgas docentes. Y todavía falta un mes y medio que nadie sabe cómo se va a cubrir.
De todos modos, ya no importa. Arcioni, el irresponsable mayor, ordenó que todos los alumnos aprueben todos los cursos, hayan tenido clases o no, hayan estudiado o no, hayan aprobado o no.
Así, junto a sus socios los sindicatos, el gobierno completa su fraude: les afanan un año de educación pública a 150 mil alumnos. En nombre de la educación pública, nacional y popular les van a dar a todos esos chicos un papelito falso.
Con muchas cosas ha pasado lo mismo demasiadas veces. El gas producido en el país se regala para terminar luego importando gas carísimo. Los colectivos se hipersubsidian para terminar quedándonos sin transporte. El kilo de costeleta se pisó para terminar quedándonos sin vacas. Los ejemplos son infinitos. A nosotros los argentinos nos gusta así. Nos encantan que estos chantas nos mientan.
Por supuesto, durante los desquiciados meses de la huelga docente en Chubut no faltaron los sindicalistas que reiteraron la estupidez que siempre dicen: que los paros también enseñan algo importante a los alumnos: a defender sus derechos.
Claro, se refieren a la defensa del derecho que algunas corporaciones docentes creen tener para secuestrar el presupuesto público. Porque lo que es el derecho de los chicos a la educación fue limpiamente expropiado por sus propios maestros.
Si el cinismo de unos pocos y la estupidez de los miles que les creen se exportara, la Argentina sería una potencia. Lástima que no se exportan. Y tenemos que consumir todo eso en el mercado interno, una y otra vez. Hasta empacharnos. Sin jamás aprender nada. Como los chicos engañados de Chubut.