Sistema previsional
21/05/2020 | 14:27 | Una lástima el no debate de la ley jubilatoria de Córdoba. Podríamos habernos enterado de por qué nunca fue justa y siempre fue inviable.
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Cualquiera que haya cursado el Derecho Romano del primer año de la carrera de abogacía -que en Córdoba la docta deben ser más que en cualquier otro lugar del país- sabe de dónde viene el término República. Para los romanos, creadores del concepto, significaba sencillamente la “cosa pública”, eso que nos influye y nos atañe a todos y define la esfera de la política.
Ayer, Córdoba, donde además gobierna el “peronismo republicano” del país, le hizo poco honor a ese concepto. En menos de 10 horas anunció y sancionó algo de tanto interés público como una reforma previsional. Nada menos. 10 horas tuvo la "res pública", sin debate, sin que los legisladores hubieran podido siquiera leer el mamotreto. Con razón, con mucha razón, esto dio lugar a un alud de críticas. Nos merecemos mucho más.
Ahora, hagamos algunas aclaraciones.
Una: el principal partido opositor que se quejó por la falta de república, la UCR, fue el que en los '80 sancionó una ley jubilatoria impagable como parte de los compromisos que permitieron la reforma constitucional que habilitó la reelección de Eduardo Angeloz. Fue una ley que repartía privilegios inviables a cambio de la luz verde (dada por el partido que hoy gobierna) para que un grupo se perpetuara. Poco republicano.
Menos de 10 años después, Córdoba quebró, principalmente por esa ley impagable. El mismo partido, con Ramón Mestre padre -el gobernador que puso valientemente la cara para remontar la quiebra- recortó entonces las jubilaciones. Y lo hizo modificando la ley... por decreto. Poco republicano.
Y desde siempre, cada vez que se quiso debatir en la Legislatura cambios a esa ley -que siempre es impagable- los sindicatos estatales que hoy reclaman debate convirtieron la ciudad de Córdoba en un infierno de cubiertas quemadas, cortes de calle, barricadas, pedradas, bombas de estruendo, chicos sin clases y caos. Nada republicano.
Y también hay que decir que otra vez llegó la hora de la verdad. Las jubilaciones que cobran los empleados estatales de la Provincia y los municipios son muy caras para la economía que debe sostenerlas.
El haber promedio de los 150 mil jubilados provinciales es el doble del que cobran los 500 mil jubilados nacionales del sector privado que viven en Córdoba. Esa economía privada de pobres tiene que bancar salarios y jubilaciones estatales de ricos, por decirlo de algún modo. Hace tres décadas que es así. Y no se puede más.
Con todo, la ley sancionada ayer no toca a la mayoría de los beneficios actuales. Una cosa que sí afecta a todos es que de ahora en más las jubilaciones de los pasivos van a subir dos meses después de que lo hagan los sueldos de los activos que desde hace años están atados a la inflación.
Pero incluso eso sigue siendo un privilegio: porque la mayoría de los sueldos y jubilaciones privadas hace rato que dejaron de seguir a la inflación. Y si lo hacen, los aumentos llegan con una demora infinitamente superior a los dos meses.
O sea que pese a la demora, nuestra economía privada de pobres tendrá que seguir haciendo un gigantesco esfuerzo para seguir pagando beneficios mayores a quienes viven del Estado provincial y los municipios.
Y muchas de las otras cosas que se cambian son irracionalidades. Es injustificable que una exjueza cobre una jubilación de 500 mil pesos y, además, una pensión de más de 200 mil por su marido muerto. Las pensiones fueron el origen pensadas para que el cónyuge que no había trabajado, casi siempre mujeres, no quedara en la calle cuando el cónyuge jubilado falleciera.
Ahora habrá un recorte parcial (apenas 20%) en esos dobles beneficios. Pero sólo en uno de esos beneficios. Y siempre que ambos superen siempre los 100 mil pesos. Pregunten a cualquier empleado privado si eso le parece un castigo o si le sigue pareciendo un privilegio, incluso después del "ajuste".
Ayer, en Córdoba, no hubo República, es cierto. Se perdió la República. Una lástima que se negara el debate. Porque podríamos habernos enterado de por qué era tan necesario e incluso justo reformar el sistema jubilatorio de Córdoba, que nunca fue muy republicano y siempre fue inviable.