Sin hoja de ruta
23/09/2020 | 14:04 | Antes de la pandemia, una economía privada con 6 millones de personas debía financiar a 20 millones de subsidiados. Eso se agravó. Pero no está en la agenda del gobierno.
Audios
El ministro Martín Guzmán recibió ayer una injusta lluvia de críticas por una inocentada dicha ante micrófonos que no sabía que estaban abiertos. Se ofreció a “sarasear” ante los diputados, a hablar durante un breve lapso sin la proyección de cuadros y cifras, mientras se resolvía el inconveniente técnico que impedía la proyección.
Esa no es la verdadera sarasa en la que estamos metidos. La verdadera sarasa es que Argentina sigue sin lograr ofrecer un relato mínimamente creíble que explique por qué llegó hasta aquí y cómo piensa salir. Y eso no es responsabilidad exclusiva de Guzmán. Y ni siquiera de su gobierno.
Es esa sarasa la que borró por completo toda confianza sobre el futuro económico e institucional.
Argentina tiene un problema grave y viejo, que lleva como mínimo 20 años. Tiene un Estado nacional, provincial y municipal gigante, tremendamente improductivo en el promedio, que le paga sueldos a 3 millones de personas. El país tiene otros 20 millones de personas subsidiadas por el Estado, entre jubilados que nunca trabajaron o aportaron y beneficiarios de planes sociales, a los que se suman otros 7 millones de subsidiados en la pandemia. Y tiene una economía privada atrasada, pequeña y agobiada por impuestos en la que antes de la pandemia trabajaban apenas 6 millones de personas que de ninguna manera puede financiar todo eso.
La Argentina tiene que dar vuelta esa tortilla. Los que están sin trabajar o haciendo que trabajan tienen que empezar a trabajar. Para eso no tenemos respuesta. Ni siquiera un plan. De hecho, Guzmán ni siquiera habló del tema ayer.
Hablamos del dólar, del déficit fiscal, de si el Estado va a seguir subsidiando o no, de si se va a financiar con emisión de más pesos de los que ya emitimos o con más deuda de la que hemos defaulteado o con más impuestos de los que ya hemos inventado. Es todo sarasa. Necesitamos un plan razonable y liderazgo político para que más argentinos volvamos a trabajar. Y a trabajar en serio en cosas que de verdad necesitemos, no a calentar sillas y a cumplir horarios para simular que hacemos algo. Todo lo demás, sin eso, es sarasa.