La quinta pata del gato
01/09/2021 | 16:02 | Hay muchos que defienden la autonomía individual cuando se trata de ellos mismos, pero que son conservadores y paternalistas cuando se trata de los demás.
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A esta hora están todos haciendo cola en las redes para pegarle a María Eugenia Vidal, Heidi, hoy candidata a diputada de Juntos por la Capital Federal, luego de haber arrugado para competir por la provincia de Buenos Aires, de la que fue gobernadora.
¿Qué pasó? ¿Qué dijo? Bueno, todo comenzó cuando en una entrevista le preguntaron qué opinaba sobre la posibilidad de legalizar la marihuana para uso recreativo. Vidal respondió con un clásico principio liberal: dijo estar “a favor de la libertad y de que cada uno decida qué hacer”.
Pero luego se cruzó a la vereda de la discriminación. “Una cosa es fumarte un porro en Palermo un sábado a la noche, relajado, con amigos, y otra cosa es vivir en una villa, rodeado de narcos, y que te ofrezcan un porro sin oportunidades, sin ir a la escuela o habiéndola dejado”.
“Por esos pibes -los de las villas, dijo Vidal- creo que no estamos listos”, sostuvo la gobernadora.
O sea, un porro no es drama para un chico de clase media. Pero para un chico indigente, sí.
La verdad es que Vidal está dando una opinión personal, válida como tal, pero que no parece sustentarse más que en sus prejuicios de clase: la idea de que el consumo de marihuana es más dañino para unos y bueno para otros; o la idea de que sólo hay narcos en las villas miseria, y no en los barrios de clase media, en las torres para ricos o en los countries de todo el país.
Es más, la visión de Vidal podría ser exactamente al revés. Un argumento de quienes promueven la legalización de drogas es que su blanqueo permitiría eliminar la criminalidad que implica el narcotráfico. O sea que, aún si fuera cierto el planteo de Vidal de que los narcos sólo pululan en los barrios marginados, pues entonces la legalización de esa industria podría ayudar a reducir la criminalidad precisamente en esos lugares más que en cualquier otro.
El tema es bien complejo. Y Vidal acaba de entrarle por la puerta equivocada. Es bastante típico de muchísimos liberales argentinos. Que son muy liberales y defensores de la autonomía individual para ciertas cosas, sobre todo cuando se trata de ellos mismos, pero bastante conservadores y paternalistas cuando se trata de los distintos, de los demás. Y la primera condición de la libertad, lo sabemos, es que sólo puede ser libertad si es libertad para todos.