Al final es todo sarasa

Al gobierno ya se le hace cada vez más difícil disimular que no tiene un proyecto definido. Y que, como no queda otra, el discurso oficial es todo sarasa, la especialidad de Martín Guzmán, un saraseador confeso.

A ver, repasemos.

Cuando se le criticaba a Alberto Fernández que no tenía un plan económico decían: “el plan es el presupuesto”.

Bueno, el presupuesto 2021 no se cumplió en nada. Y el que presentó ayer Guzmán debería llamarse no Presupuesto sino Antisupuesto. Porque es todo lo contrario a calcular por adelantado -a presuponer- lo que pueda pasar con las cuentas públicas:

-Por empezar la inflación. 33% cuando todo el mundo calcula que rozará el 50%.

-Cosas obvias: estiman gastar 27 mil millones de pesos para subsidios al transporte cuando en todo 2021 gastará más de 28 mil.

-Da por sentado que va a conseguir 12 mil millones de dólares de préstamos extra (nuevo endeudamiento neto quieren tomar los supuestos desendeudadores) de organismos internacionales que nadie sabe cuáles son.

-Y a lo que prevé gastar le falta explicar un 20% que no se sabe de dónde va a salir. Si es con emisión, las máquinas estarán al rojo vivo: habrá que imprimir una cantidad mayor de billetes sin respaldo mayor a la de 2020.

La sarasa no sólo es con los pronósticos, sino también con las teorías del gobierno acerca de cómo funcionan las cosas.

Ayer lo dejó claro el secretario de Comercio, Roberto Feletti, que a menos de dos meses de asumir, de haberse hecho el macho y pegado dos golpes en la mesa anunciando que venía a congelar los precios para terminar con la inflación, terminó avisando que va a volver a la modestia de los precios cuidados. O sea, Feletti confirmó que era todo sarasa: él ya sabe que un burócrata no puede fijar los complejos precios del mercado, aunque siempre les hacen creer lo contrario a sus seguidores más ignorantes. Era biri biri para la segunda vuelta electoral, nada más. Puro verso. Sarasa. Nos queda una pregunta: ¿Cuándo piensan dejar de perder el tiempo, tomarse algo en serio y empezar a hablar con honestidad intelectual?