Política esquina economía
30/04/2020 | 06:09 | Caso Chaco. La mitad de la población en condiciones de trabajar recibe el IFE. En épocas normales, sólo el 10% de los adultos trabajan en blanco.
Adrián Simioni
En Chaco hay alrededor de 680 mil personas de 18 a 65 años (1). Casi la mitad de todos ellos, 319 mil, va a cobrar el Ingreso Familiar Extraordinario, el último de los subsidios nacionales. Quiere decir que la mitad de la población en edad productiva no tiene una ocupación en blanco, no es un despedido reciente (no se puede cobrar el IFE y el seguro de desempleo), no recibe otros subsidios (salario social complementario, Hacemos Futuro, Potenciar Trabajo u otros planes nacionales, provinciales o municipales).
Y, además, se supone que esa mitad de la población que va cobrar el IFE vive en un hogar donde no haya nadie que esté alcanzado por esas condiciones. Por ejemplo, para cobrar, tu cónyuge tampoco debe trabajar en blanco, no ser un despedido reciente, etc.
Una pandemia vieja
Son datos de una catástrofe productiva y social que no tiene nada que ver con el Covid-19. El coronavirus apenas corre el velo y deja expuesta otra pandemia, mucho más vieja, que viene de décadas.
En efecto, según el Ministerio de Trabajo de la Nación, en Chaco hay sólo 70.800 empleos privados en blanco, que son los únicos, en principio, capaces de crear alguna riqueza mientras al mismo tiempo son capaces de afrontar todos los impuestos.
En teoría, cada empleo privado tendría que ser capaz de subsidiar a 4,5 beneficiarios del IFE.
Pero no es lo único. En el mismo grupo de edad hay, según el Ministerio del Interior, más de 84 mil empleados públicos, más de uno por cada chaqueño que trabaja en blanco.
Y, además, se supone que la economía pagadora de impuestos debe sostener a 73.000 mayores de 60 años que cobran jubilaciones, pensiones y pensiones no contributivas de Anses (muchísimos cobran dos beneficios). Es un adulto mayor por empleado privado.
Finalmente, hay 93.000 titulares de Asignaciones Universales por Hijo (AUH, que cobran 170 mil beneficios, según Anses). Más de un titular por cada chaqueño que trabaja en blanco fuera del Estado.
Uno por siete
Falta contabilizar todos los beneficiarios de otros planes sociales en el Chaco y la proporción de empleados públicos nacionales y jubilados nacionales que los chaqueños también deberían sostener.
Pero, aún sin contar eso estamos en una proporción dramática: cada chaqueño que trabaja legalmente tiene que generar riqueza para sostener, en teoría, a otras 7 personas que están en edad de trabajar y una que está jubilada.
En tiempos “normales” esa carga se reduce mucho porque no hay IFE. Pero los que trabajan en blanco siguen estando solos. Entre los que no cobran la IFE habrá muchos que trabajan, pero lo hacen en negro (sus economías no aportan recaudación) o no trabajan en absoluto.
¿Alguien puede pensar que algo de todo eso es viable y sostenible?
En el corto plazo, el mantenimiento de la cuarentena sólo se puede mantener con una inflación o una recesión galopantes o una combinación de ambas. Porque, encima, el confinamiento actual no permite trabajar a los poquísimos chaqueños en blanco que sí lo hacen ni al resto de los argentinos que normalmente pagan impuestos para subsidiar al Chaco (y por ende alentando, como todo lo que se subsidia, la propia pobreza).
Los paraguayos sí pueden
Pero el tema es el mediano plazo. Olvidémonos de la pandemia. La única forma en que sólo el 10% de la población en edad de trabajar realmente trabaje y genere impuestos sin que una sociedad estalle es que reciba un inmenso subsidio externo, por parte del resto de la Argentina.
Y eso es lo que no tiene justificación alguna. En diagonal al Chaco, donde el Paraguay se cruza con Paraná, está la sociedad paraguaya. El clima, la población, la geografía, la cultura, son parcialmente parecidas. La pobreza, eso sí, es más alta en Chaco ( 46,9% para el Gran Resistencia en el primer semestre de 2019) que en Paraguay (24% en 2018, 10 puntos menos que en 2010).
Sin embargo, Paraguay, como es un país en sí mismo, no es subsidiado por nadie.
Hace mucho -décadas- que en Argentina ya nadie se pregunta por qué una sociedad como la chaqueña no puede sostenerse a sí misma y en cambio sí lo puede hacer Paraguay, y en forma más exitosa.
La respuesta es seguramente muy compleja. Pero hay que volver a hacérsela alguna vez. No hay subsidio que pueda cubrir ninguna sociedad en la que el 90% de las personas en condiciones de trabajar no hagan nada, hagan pero sin pagar impuestos o sean burocracias que, en lugar de pagar impuestos, viven de ellos.
El 10% que queda no puede hacer milagros. El único milagro que va a hacer es terminar por desaparecer, como por arte de magia.
(1) Estimación elaborada aplicando sobre la población total estimada para este año por Indec el porcentaje de habitantes de ese mismo grupo etario relevado en el Censo 2010.
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