Política esquina economía
29/04/2024 | 13:13
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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Con ustedes, Llaryora, el libertario anarcontransportista
No hay más plata. Uno puede ser mileísta o no, libertario o socialista, pero cuando no hay más plata, no hay más plata. Aunque el gobernador Martín Llaryora consiguió que la Nación siga financiando elefantes blancos como Fadea, la fábrica que no fabrica aviones, cuando se trata de la caja que debe administrar él, aplica criterios que podrían asimilarse a los nacionales.
En esto está pensando el gobierno nacional para el transporte interurbano, los colectivos que conectan ciudades entre sí, que están regulados por el gobierno provincial y que acaban de sacudirles a sus clientes varios días de paro y caos la semana pasada.
Funcionarios que son la mano derecha de Llaryora aseguran que el gobernador acaba de trazar una línea: los servicios interurbanos deberán financiarse a tarifa pura, más allá de los subsidios a la demanda que la Provincia mantiene con el boleto educativo, para el adulto mayor o social.
Llaryora quiere dejar de estar preso de la histórica doble pinza que hacen las cámaras empresarias con Aoita, el gremio de los choferes interurbanos. Dicen que con lo que cobran no pueden mantener los costos. Pero no quieren que aumenten las tarifas porque dicen que así se quedan sin clientes. Y siempre plantean que al bache lo cubra el gobierno con subsidios. Pero plata no hay.
Entonces el gobierno plantea lo siguiente:
Primero, regular una tarifa que refleje los costos reales del servicio.
Luego, dejar que empresarios y choferes se las arreglen para prestarlo con esa tarifa. Los choferes, por ejemplo, podrían aceptar desdoblar sus horarios de trabajo para que en los dos horarios picos del día haya choferes que no hacen falta que trabajen todo el día. O que se deje de exigir que haya dos choferes por colectivo en ciertos tramos. O que acomoden frecuencias y trayectos para levantar más pasajeros por kilómetro.
Si las empresas y el gremio no son capaces de brindar el servicio bajo esas condiciones, entonces el gobierno planea permitir que privados o municipios brinden esos servicios bajo un estatus especial, fuera del convenio de la UTA. Por ejemplo, transportistas que manejen sus propias combis para acercar a gente de su pueblo a otra localidad o a un punto donde puedan subir a un interurbano. Es toda una revolución.
Por ejemplo, para los choferes. En Aoita dicen que, así, sobran 600. En el Panal nadie se inmuta.
Por ejemplo, para las empresas tradicionales implica el riesgo de perder la captación exclusiva de los subsidios. Porque, por ejemplo, un alumno podría usar su boleto educativo para pagarle a un transportista de trafic, a un transportista escolar o a un servicio que se atreva a poner un intendente municipal.
El plan todavía está en la definición de los detalles.
Pero ya influye. Hoy, por ejemplo, Aoita define cómo sigue su plan de lucha. Y el gobierno acaba de avisarle que el contricante no está parado en el mismo lugar de siempre. Ahora es una especie de anarcotransportista que está a punto de adoptar el lema: que cada quien transporte a quien quiera al precio que quiera y que se hagan agua los helados.
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