Política esquina economía
29/02/2024 | 13:00
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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Cristina ya puede disfrutar su primer plato frío
Hay alguien que hoy debe estar disfrutando del placer de la venganza, ese plato que se come frío mientras te sentás a ver pasar el cadáver de tu enemigo. Cristina Fernández debe estar sonriendo ante la primera denuncia por corrupción de envergadura que cae sobre Alberto Fernández. Lo denunciaron por valerse de su poder para concentrar la contratación multimillonaria de seguros de la Anses por valores mayores a los de mercado en un par de intermediarios, uno de los cuales es el esposo de su secretaria privada durante 30 años, María Cantero.
El expresidente no perdía ocasión para remarcar, cada vez que podía, que a él nunca lo habían denunciado por corrupción. No la mencionaba, pero la destinataria era clara: Cristina, la persona que lo puso en la Casa Rosada pero también la que obstaculizó su gobierno. A veces le agregaba datos para que no quedaran dudas. Como en octubre último, cuando disertó en Idea y dijo: “Somos el gobierno que más obras realizó y no hemos recibido una sola denuncia por corrupción”, mientras Cristina estaba y está acorralada, acusada por los robos y desfalcos precisamente en la obra pública: Vialidad, Cuadernos, etc. Faltaba que Alberto dijera “no como una que yo sé que el nombre empieza con C y termina con A”.
No sabemos por supuesto qué pasará con Alberto. Su relación con el mundo de los seguros es extensa y muy antigua. Comenzó en 1989, cuando Menem lo puso como superintendente de Seguros de la Nación, la autoridad regulatoria de las empresas aseguradoras. Una relación tan antigua como la que tiene con su secretaria privada casada con el asegurador que se habría beneficiado.
Las cosas que debe saber Cristina. Que se debe estar relamiendo ¿La citarían a declarar si el tema va a juicio?
Cristina seguro no podrá olvidar cuando, antes de la reconciliación y de que su dedo eligiera a Alberto para encabezar la fórmula K, Alberto desfilaba por los canales para considerar “deplorable” la segunda presidencia cristinista por el tratado con Irán, la muerte del fiscal Nisman o el intento de colonizar la Justicia.
Y, lo más importante, la exvicepresidenta no va a olvidar nunca que, cuando llegó el momento de los bifes, Alberto Fernández se negó a operar sobre los tribunales o a ira a la guerra contra la Corte Suprema o a impulsar a todo o nada una reforma judicial para garantizar la impunidad de Cristina Fernández.
No sabemos todavía si Alberto lo hizo por convicciones morales y republicanas, porque quería mantener a su mentora contra las cuerdas o porque fantaseaba con sacársela así de encima para poder ser un presidente de verdad. Lo cierto es que no fue funcional a la impunidad de Cristina en los términos en que Cristina esperaba.
Fue una gran cosa que alguna vez habrá que reconocerle a Alberto. Cristina, en cambio, no se lo va a perdonar jamás.
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