Del "Estado te cuida" al "Estado te asfixia"

Te voy a dar un dato conmovedor: en noviembre, los pobres más pobres de Neuquén pagaron por la luz, en promedio, 10.598 pesos. Mientras que los ricos más ricos de la Capital Federal y el conurbano bonaerense pagaron 8.373 pesos. O sea, los pobres pagaron un 27 por ciento más que los ricos.

En el mes, los hogares clase media de Córdoba pagaron por la misma electricidad un promedio de 5.614 pesos, un 128 por ciento más que los hogares clase media del conurbano. Los datos que muestran toda esta dispersión alocada de precios e inequidades son muchos más. Los difundió el especialista Julián Rojo.

A esto llegó la intervención del “Estado presente” kirchnerista, dos décadas de desmesura e irracionalidad. El 94% de todo el déficit primario del Estado se explica por los subsidios energéticos que aplicó el régimen K para generar… injusticia. Produjeron una tremenda inequidad geográfica y social que encima estampó al país contra su propia quiebra financiera. Pocas veces nos clavamos así el helado en la frente.

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Este jueves por la mañana en la reunión de gabinete se trató el paquete de desregulación que prepara el gobierno nacional. Volvió a participar Federico Sturzenegger, el ministro por ahora sin cartera al que Milei le encargó desregular la economía, o mejor dicho, regularlo de otro modo. Devolverle racionalidad, simpleza, agilidad. Hacer que el Estado y la corrupción, la indolencia y la ineptitud de los burócratas le saquen la pata de encima a la sociedad argentina, a sus emprendedores, a sus ciudadanos, a sus trabajadores, a sus ahorristas, a sus inversores.

Esto es tan urgente como sacar las papas del fuego de la inflación. Pero es muy complicado. Implica chocar contra miles de intereses multiplicados por millones de dólares. Tocar desde el régimen industrial de Tierra del Fuego hasta las regulaciones del transporte; desde los registros del automotor hasta los honorarios de los escribanos; desde las aduanas internas prohibidas por la Constitución que montan provincias y municipios hasta el convenio laboral de los maestros.

Hay pocos antecedentes. En 1991 Domingo Cavallo empujó un decreto de desregulación. Eran 122 artículos que abarcaban de todo: desde autorizar la importación de medicamentos hasta disolver la Junta Nacional de Granos que sofocaba al campo; desde permitir que cualquiera pudiera cultivar caña de azúcar si lo deseaba hasta suprimir decenas de impuestos absurdos; desde crear el Sistema Único de Seguridad Social para reemplazar una maraña de organismos vetustos hasta cambiar aspectos de la negociación colectiva laboral, pasando por el permiso para que cualquiera pudiera construir y operar un puerto.

Se intentaba reconfigurar un Estado que había dejado a una sociedad sin teléfonos, sin luz en los hogares, sin construcción de viviendas, que seguía viajando en autos de la década de 1960. Algo así es lo que hay que se proponen Sturzenegger y Milei. Dicen que la semana que viene podrían presentar ese paquete para mandarlo al Congreso. Si lo hacen bien y se animan, ahí vamos a asistir al choque frontal de un gobierno con las peores corporaciones argentinas.

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