Política esquina economía
14/02/2022 | 14:15 |
Adrián Simioni
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Desquicio en el Senado de la Nación
Estalló una guerra en el Senado, justo cuando Alberto Fernández necesita esa cámara para aprobar el acuerdo con el FMI. En qué consiste la guerra. Por un lado, el kirchnerismo está en guerra contra Cambiemos. Ya le echó 40 ñoquis al bloque de senadores radicales, aunque no echó ñoquis de ningún otro bloque. Ahora los K amenazan a Cambiemos con quedarse con las presidencias de todas las comisiones, violando un consenso de décadas de reconocer a los opositores. Pero además, también hay guerra dentro del propio oficialismo. Hay al menos 4 senadores peronistas de provincias con ganas de hacer rancho aparte y dejar de obedecer órdenes de Cristina Fernández.
Todo parece cada vez más difícil para el presidente, que veía mayores chances de aprobar el acuerdo con el FMI primero en el Senado, dado que en Diputados ya tiene el rechazo del heredero Máximo Kirchner y una treintena de legisladores.
La verdad es que Alberto Fernández está siendo víctima de su propia farsa.
Repitió coma por coma la fábula para jardín de Infantes creada por Cristina Fernández de que el endeudamiento en la época de Macri fue a propósito para pedir prestada plata y "fugarla". Alberto tuvo, otra vez, que negar la verdad, una verdad que él mismo decía cuando Cristina era presidenta y él era opositor: esa verdad es que el endeudamiento de la Argentina, el de todos los gobiernos y también el de Macri, es la consecuencia obvia de la estampida del gasto público que se vivió en la Argentina desde el primer año de la primera presidencia de Cristina, que desde entonces nunca se detuvo.
Pero, claro, Alberto no puede decir esto ahora, porque contradice el relato de Cristina.
Alberto está atrapado en el relato K por no haber dicho la verdad de entrada. Y ese relato K falso le impide reunir el poder político necesario para aprobar el acuerdo con el Fondo.
Primero, si el FMI es, como dice el kirchnerismo, simplemente un organismo malo que quiere castigar a los argentinos con más pobreza por no haber reelegido a Macri, entonces el propio gobierno no puede defender el acuerdo. No puede, por ejemplo, decirle a Máximo Kirchner que se ponga los pantalones largos y encolumne a los K.
Segundo, si como dice la teoría para bobos que hace el kirchnerismo, todo es culpa de un negocio que hizo la oposición con el FMI cuando Macri era presidente para fugar dólares, entonces es imposible rogarle a la oposición que vote un acuerdo con el FMI que, en su esencia, es igual, una renovación del acuerdo que firmó Macri.
Y menos se le puede pedir eso cuando el kirchnerismo no para de bombardear a la oposición, no sólo en el Senado.
El desquicio es total. Alberto les pide a los opositores que aprueben sus leyes y cada vez que los opositores amagan con levantar la mano para votarlas, el kirchnerismo les muerde la mano. Así, nadie va a votar el acuerdo del que depende que esto no estalle.
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