Martín Llaryora (Foto: archivo).

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El apuro de Llaryora por desatarse la mano de firmar cheques

14/11/2023 | 12:59

 

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

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El apuro de Llaryora por desatarse la mano de firmar cheques

A cuatro semanas de que el peronismo de Córdoba pierda su mayoría en la Legislatura provincial, a Martín Llaryora le agarró el apuro para garantizarse menores controles y límites para cuando él asuma como gobernador, el 10 de diciembre.

Hoy el peronismo tiene 51 legisladores. Desde el 10 de diciembre tendrá 33, la misma cantidad que tendrá Juntos por Córdoba. Hay otros 4 legisladores de otros cuatro partidos. El peronismo nunca gobernó en paridad.

Entonces están aprovechando las últimas semanas para reducir la capacidad de control que tendrá el Tribunal de Cuentas. Por primera vez desde 1983 el que gobierna no tendrá mayoría en ese tribunal, porque esta vez los cordobeses lo eligieron gobernador a Llaryora pero para el tribunal eligieron a dos opositores (juecistas) y a un peronista. El Tribunal es muy importante porque es el que controla el gasto público. Es decir, controlará los cheques que firma Llaryora con su mano derecha. Es diestro. Y a Llaryora, como a casi todo político, no le gusta que nadie lo ande controlando.

Entonces el viernes sus legisladores presentaron un proyecto para hacer que el Tribunal para que algunos gastos los controle sólo después de que se hacen (por ejemplo honorarios profesionales, subsidios sociales, los gastos que pueden hacerse por contratación directa, la nafta de la flota oficial o los pasajes aéreos que compran los funcionarios), para que más cosas valgan como prueba legal de un gasto (por ejemplo la foto de un ticket en el celu o "evidencia testimonial", que no se sabe bien qué es), para darle menos tiempo a los tribunos a que controlen (si no lo hacen en 6 días el gasto pasa y chau pinela) y para que el Tribunal funcione con quórum permanente (es decir, aún si uno de los tribunos de la oposición no está). Entre otras cosas.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Además, sacaron de la galera un pase a planta permanente para 60 personas que, según la oposición, está dirigido a llenar la segunda línea del Tribunal de Cuentas con empleados que son militantes políticos y que van a poder mover expedientes con menos permisos de los tribunos que los que se requerían hasta ahora. O sea.

Los peronistas juran que ellos son buenos, buenos, buenos y que jamás se les ocurriría hacer algo así para que Llaryora gobierne a sus anchas y capricho sin control. Y que lo único que quieren es modernizar el Tribunal de Cuentas.

¿Saben qué? Nadie les cree eso. No porque sean peronistas, sino porque son políticos. Por definición, nos enseñó Maquiavelo, quieren siempre tener más poder durante más tiempo. Para eso viven.

En eso está Llaryora. Con Schiaretti iniciando el trámite en la Caja de Jubilaciones de Córdoba, Llaryora ya tiene a casi todo el peronismo de Córdoba en su mano derecha. Y en la izquierda tiene a los kirchneristas, radicales y macristas que cooptó, sedujo o borocotizó desde que es intendente. Su ambición de poder es indudable: ganó las elecciones provincial y municipal haciendo que, por primera vez, los magistrados que el peronismo puso en la Justicia electoral llamaran a no votar, en los hechos, avisándoles con énfasis a todos los votantes que no iba a haber multas. Y además puso al aparato clientelar de ñoquis, punteros, militantes y acomodados a presionar a los votantes propios a que fueran a votar por él con tácticas que nunca se habían aplicado en Córdoba.

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Llaryora será tal vez el gobernador más poderoso que haya tenido Córdoba. En la interna no tiene un Mestre, como tuvo Angeloz. Ni un Schiaretti como tenía De la Sota ni un De la Sota como tenía Schiaretti. Hereda una justicia de relaciones más que excelentes luego de 24 años de gobiernos peronistas y ascensos y designaciones de jueces y fiscales. Los intendentes de las seis ciudades más grandes de Córdoba son suyos (cinco peronistas y un protoperonista). Ya es suficiente. Si no ¿qué sigue? ¿El partido único? ¿A eso aspira Llaryora? ¿Vamos a ser Formosa o ya somos y nos dimos cuenta?

Está muy bien que quieran modernizar el Tribunal de Cuentas. Muy bien. Pero la idea de modernizarlo es para que haga mejor su tarea de control. No para que la haga peor. Hacer eso, de apuro, de taco, cuando faltan 4 semanas, es un verso. No es por eso. Si es verdad que sólo lo quieren hacer, háganlo con la nueva Legislatura. No se va a morir nadie por esperar dos meses. Y ahí les vamos a creer sus honestas intenciones.

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