Política esquina Economía
26/12/2023 | 13:15
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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El divorcio en el país de los kioscos
Es muy raro lo que está sucediendo. Milei está logrando ser disruptivo impulsando cambios que en cualquier otro lugar del mundo son de hace rato moneda corriente. Por ejemplo, la digitalización de los registros automotores. O terminar con el absurdo de que un burócrata tenga que autorizar a cada empresa que necesita importar un tornillo.
Son cosas normales, que acá a mucha gente les parecen extrañísimas. Y se ha creado un clima en el que a muchos les parece que Milei es capaz de cualquier cosa. Él mismo ayudó a eso, por ejemplo, siendo muy ambiguo en la campaña electoral cuando se refería a crear un "mercado" de trasplante de órganos. Sonaba a que se iban a rematar córneas en el Mercado de Liniers. Después supimos que eso es otra cosa y ya existe en algunos de los países más desarrollados.
Pero quedó la sensación. Milei es capaz de cualquier absurdo. En ese clima, el fin de semana un muy reconocido periodista de Buenos Aires publicó que en el gabinete de Milei se había evaluado incluir en el Decreto de Necesidad y Urgencia conocido días antes, la derogación del divorcio vincular.
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Claro, era una idea estrafalaria, insólita, ridícula y por supuesto irrealizable en estos tiempos. Además era abiertamente contradictoria con la liturgia libertaria: imaginemos por un momento a un político liberal obligando a dos personas a seguir casados sólo porque lo ordena el Estado.
Hace 35 años, en 1987, los argentinos se ganaron el derecho de divorciarse y hoy ni la Iglesia católica lo cuestiona. Sin embargo, la información se publicó y para muchos resultó creíble. Milei construyó ese personaje, es "el loco", es "capaz de cualquier cosa", "se le ocurren las ideas más descabelladas".
La verdad, era todo lo contrario. El economista Lucas Llach, que secundó al autor del DNU, Federico Sturzenegger, cuando presidió el Banco Central, fue el único que salió a aclararlo extraoficialmente. "Lo único que se discutió fue que el divorcio no conflictivo no requiera la intervención de abogados, un kiosquito más, bah", dijo Llach.
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El kiosco existe. El artículo 56 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación dice que sí o sí en todo divorcio debe intervenir un abogado, aunque el matrimonio no tenga hijos, aunque no haya ningún conflicto, aunque estén totalmente de acuerdo en el reparto de los bienes. No. Hay que dejar la billetera en ese acto. Hay abogados que lo hacen por menos, pero las regulaciones existentes hablan de un porcentaje que va del 5 al 15% del monto total de los bienes de la sociedad conyugal. Una locura.
Si te divorciás, de 500 mil pesos no te salvás. Es lo que tenés que pagar para que un juez te permita vivir en paz sin tu pareja. Un absurdo. Es un kiosquito importante para la poderosa industria del juicio argentina, para el fuero de familia.
Muchos abogados viven de esa exigencia innecesaria. Y algún poder debe tener esa corporación, la de la Patria Divorciera. Porque al final esa desregulación no se incluyó en el DNU. Una lástima. Con la falta que hace desmontar todos los kiosquitos de este país de kiosquitos.
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