Política esquina Economía
16/12/2024 | 14:03
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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El misterio insondable de los frenos automáticos en los trenes del Conurbano
El secretario de Transporte de la Nación anunció hoy, con bombos y platillos, que desde el lunes está en funcionamiento el Sistema de Frenado Automático en toda la línea Mitre de los trenes suburbanos del Amba. No debería ser noticia. Sin embargo lo es. ¿Por qué? Porque los equipos para el frenado automático estaban comprados desde hace 8 años. Y nunca se habían instalado y puesto en marcha.
Los frenos automáticos de los trenes argentinos son una paradoja: lo único que lograron frenar hasta ahora es la instalación de los propios frenos automáticos. Existen en todo el mundo desde hace décadas y básicamente es un sistema que frena automáticamente al tren cuando se detectan semáforos, excesos de velocidad o cualquier irregularidad. Incluida la Argentina: por ejemplo, en el Roca el sistema se instaló en 1985, cuando ese ferrocarril se electrificó. Pero desde entonces no avanzó, al punto que aún hoy están instalándolo. Pese a equipos comprados hace 8 años. Pese a la tragedia de Once, sucedida hace ya 12 años. Tuvieron que chocar un tren y un vagón de trabajo en mayo y tuvo que declararse la “emergencia ferroviaria” para que los frenos automáticos tuvieran nuevo impulso.
¿Por qué semejante freno con los frenos? ¿Quién se opone? Hay rumores para todos los gustos: que los sistemas que compraban no servían, que había corrupción e incumplimiento de contratos, etc. Pero hay un factor más: los sistemas de frenos automáticos y los sistemas de señalización que ellos requieren implican que sea necesario menos personal. Por lo tanto, sindicatos como La Fraternidad siempre los resistieron, aunque no en forma explícita. Se ponían palos en la rueda. Por ejemplo, argumentar en las pruebas que se producían muchos errores. Raro, en cualquier lugar del mundo funcionan. Actuales funcionarios explican por lo bajo que a los maquinistas la precariedad del sistema les permite justificar la exigencia de un “segundo hombre”, un segundo maquinista. Los sistemas de señales destruidos requieren personal que vaya en camionetas acompañando cada tren para intervenir en cada cruce o en cada instancia de operaciones o prevenir accidentes. Es más: en la Secretaría de Transporte de la Nación tiran un número: en un sistema no tan atrasado, Ferrocarriles Argentinos, la empresa estatal ultradeficitaria que mantenemos 30 millones argentinos del interior que no tenemos trenes podría ahorrarse los sueldos de unos 700 maquinistas. Sólo en ese rubro.
Y así empieza a resolverse el misterio de por qué, en tantos años, el sistema de frenos automáticos lo único que logró frenar fue su propia implementación. El mismo jueguito de las mismas corporaciones de siempre apropiadas como siempre del mismo “Estado presente” de toda la vida.
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