Está todo roto

General Motors anunció hace un rato que suspendió toda su producción al menos hasta el martes próximo. No tiene piezas importadas para poder trabajar. Y tampoco consigue los dólares que el gobierno les había prometido para esta época cuando les dijo que importaran endeudándose con sus proveedores internacionales y que después se los reintegraban. Las empresas ya tomaron deudas con sus proveedores por 43 mil millones de dólares. Esa canilla también se cerró.

En Salta, la petrolera Refinor paró la actividad por 45 días en su destilería. Falta crudo al precio fijado por el gobierno y, si lo tuvieran, los precios controlados en el surtidor no cubren los costos de producción.

El mercado de soja está virtualmente paralizado desde el fin de la semana pasada. Argentina dejó de ser el principal exportador de harina de soja luego de 25 años. Los remanentes de la pésima cosecha están en los campos. Los productores están sentados sobre ella. ¿Qué harían con los pesos? ¿Correr a comprar dólares?

En los supermercados las muestras de desabastecimiento se multiplican. El gobierno pidió informalmente que traten de tapar los huecos. Obviamente los proveedores retacean. El dólar futuro para marzo cotiza a 1.050 pesos. Hay que ser suicida para liquidar el grano a 350 pesos menos las retenciones, lo que da unos miserables 245 pesos la tonelada.

El gobierno no parece tener ya nada que hacer. Sergio Massa desapareció de los lugares que solía frecuentar. Ni hablar de la dueña del circo, Cristina Fernández, la gran responsable de este desastre, o del payaso Plinplín.

Esto es lo que nos espera, como mínimo, para los próximos 12 días, hasta las elecciones. Y luego todo dependerá de cómo se vote, qué lectura se haga de los resultados y de los efectos que eso tenga.

Son pésimos días por delante. Para cualquier laburante que esté buscando trabajo, para cualquier empresario que tiene que pagar sueldos sin poder operar, para cualquiera que haya encarado un proyecto como la construcción de su casa, para el que está pagando cuotas cada vez más caras de un plan de ahorro para un auto que no llega.

Está todo roto. Es la Argentina de la actividad imposible. Todos congelados, inmóviles, ni siquiera es la paz de los cementerios, porque mientras la actividad económica está completamente frenada, en el mercado cambiario, en el dólar, en los precios, hay un incendio.