Faltan 3 años para la presidencial pero Kicillof ya regala lo que no tiene

En las últimas semanas sucedió algo inédito: un gobierno provincial asume de hecho, aunque sea a través de gestos, responsabilidades del gobierno nacional. Estamos hablando del gobernador Axel Kicillof, que ha empezado a regalar lo que no tiene en su propia provincia a provincias gobernadas por otros partidos y que están en mejor situación que la propia Provincia de Buenos Aires. Es muy extravagante, incluso para los parámetros del país más extravagante del mundo: el nuestro, nuestro querido país.

Primero fue con el radical santafesino Maximiliano Pullaro. Kicillof le cedió en préstamo 80 patrulleros de la Bonaerense para que Pullaro contenga la inseguridad en Rosario. Es raro: en Buenos Aires la inseguridad y el narcotráfico son rampantes. Y allí tienen que seguir actuando cientos de gendarmes, prefectos y policías federales que, para los intendentes bonaerenses, son clave. Es todo personal del gobierno nacional. Hoy mismo por ejemplo el Ministerio de Seguridad de la Nación anunció nuevos operativos cerrojo, con perros entrenados, escáneres a cargo de las tres fuerzas nacionales. O sea que Kicillof hace un enroque: usa la manta nacional que pagamos todos para cubrirse los pies y con la mantita propia que no usa se pone a cuidar la seguridad de los santafesinos.

Ahora acaba de hacer lo mismo en Chubut, pero con la salud. Allí gobierna Ignacio Torres, del PRO. Kicillof le prestó 15 ambulancias de alta complejidad para otras tantas ciudades chubutenses. Raro. Porque al mismo tiempo Kicillof no logra normalizar ni siquiera el servicio de salud de sus propios empleados públicos: la obra social estatal bonaerense, el Ioma, está al borde del colapso y está blanqueado el copago. Es más: son noticias recurrentes los hospitales públicos de la Ciudad de Buenos Aires que atienden a muchos más bonaerenses que a porteños capitalinos, ante las carencias de la salud pública en el conurbano, de la que es responsable Kicillof. Se enojaron los intendentes macristas de Buenos Aires, que le pidieron que, ya que está tan generoso con otras provincias, les mande recursos impositivos que les está reteniendo a sus municipios.

Raro además porque Buenos Aires es una perjudicada en el reparto de la coparticipación. Santa Fe recibe el doble de impuestos nacionales por habitante que Buenos Aires. Y Chubut recibe más del doble.

Sin embargo, ahí está Kicillof jugando a los reyes magos con recursos que no tiene. Es evidente que ha empezado a usar los recursos públicos bonaerenses para empezar a asfaltar la ruta por la que quiere llegar a la Presidencia en 2027. Kicillof se propone como el núcleo alrededor del cual reconstruir el eterno Partido del Estado de la Argentina, el que vive de los impuestos y la inflación y está experimentando con Milei, por primera vez, un ajuste. La pregunta es ¿cuánto les va a costar esto a los bonaerenses?