Guillermo Francos y los silobolsas: mejor no hablar al cuete

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Guillermo Francos y los silobolsas: mejor no hablar al cuete

05/11/2024 | 14:13

   

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

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Guillermo Francos y los silobolsas: mejor no hablar al cuete

La liviandad es peligrosa. Mucha gente de campo está que trina. Se indignó luego de escuchar al jefe de Gabinete de la Nación, Guillermo Francos. Fue ayer, acá, en Córdoba, en La Carlota, en el corazón del agro cordobés. Francos llegó al lugar con el gobernador Martín Llaryora para inaugurar la reversión del gasoducto norte. Aterrizó en Río Cuarto y ahí le pegaron a La Carlota. El propio Francos contó: “Veníamos recorriendo, desde Río Cuarto hasta, toda una enorme zona productiva del agro. Muchos silobolsas vimos, ¿no? Vimos gente que todavía no liquidó”.

Lo dijo como una chicana. Como mínimo, con displicencia. Para las cuatro entidades de la Mesa de Enlace de Córdoba fue una afrenta. Al rato salió un comunicado de las entidades, que le dijeron de todo menos bonito. Desconcertó a muchos productores, que creyeron que estaban escuchando al típico político K que cree que los granos son del Estado y no a un político libertario para el que, se supone, los granos son de quienes lo producen. Los comentarios en las redes fueron lapidarios. “Si a Francos tanto le preocupa que haya dólares que traiga los 55 mil que declaró tener depositados en el extranjero en la última declaración jurada”, dijo uno, lapidario. “¿Por qué se da por sentado que siempre es el campo el que tiene que vender cuando le conviene a los demás y no a él, que vende a medida que necesita vivir e invertir? ¿Por qué nunca a escuchamos a los funcionarios presionar a los corralones para que vendan el cemento que tienen acopiado así cae el precio y se incentiva un rato la construcción? ¿O a los ferreteros que rematen los bulones que tienen en los depósitos? ¿O a los abogados y contadores que saquen los dólares de su colchón? Sólo opinan del campo”.

Francos dejó en el campo cordobés la impresión de ser doblemente ignorante.

En primer lugar, porque el campo está vendiendo granos a rolete y regalándole, como siempre, el 33% de su facturación bruta al Estado. La consultora Inveq, en base a datos oficiales, informó ayer que el complejo oleaginoso-cerealero liquidó en octubre 2.553 millones de dólares. Es un récord absoluto. El más alto desde que la cámara Ciara comenzó su registro en 2002. Francos no sabe de lo que habla.

Pero, en segundo lugar, hay una ignorancia más vieja y profunda que excede a Francos. Es la Argentina toda que vive del agro pero de espaldas a él. Como si fueran saudíes que ignoran la diferencia entre petróleo pesado y liviano, nuestros chicos salen de la secundaria sin saber siquiera si el trigo es un cultivo de invierno o de verano. Me consta que hay un actual diputado cordobés –nada menos- que ignoraba ese dato cuando comenzó a vivir de la dieta hace ya varios años.

Es una ignorancia vieja que no tiene idea de lo seco que está el pasto de la paciencia del agro, de la gravedad de la situación que sufren los 230 mil establecimientos agropecuarios del censo 2018, muchos de los cuales ya han cerrado, como los 60 mil que cerraron entre 2002 y 2018. No tienen ni idea de los 50 mil productores que además de cultivar sus tierras entierran millones de dólares en maquinaria e insumos cada año para cultivar también tierras de terceros. Mucho menos de los 12 mil equipos de contratistas sin tierra que cada año marchan a dormir seis meses por año en una casilla porque empiezan a cosechar en Salta y terminan en Bahía Blanca.

Toda esa gente lleva 22 años al hilo forzada a ceder en retenciones entre un 15 y un 33 por ciento de su facturación bruta. Con lo que le queda vive, paga sueldos, repara sus fierros, compra semillas, compra fertilizantes, compra gasoil, compra herbicidas, siembra, pulveriza, cosecha, transporta los granos, paga la brutalidad del IVA, la locura de Ingresos Brutos. Y al resto lo guarda para financiar la cosecha de la que vamos a comer todos el año que viene.

Esa gente viene de años de sequía. Pese a lo cual la Afip le sigue robando del bolsillo anticipos de Ganancias que todavía no vio. Esa gente no conseguía neumáticos para sus tractores hace dos años. Esa gente –una mezcla milagrosa de expertos en cultivos, meteorólogos, mecánicos de emergencias, choferes del barro en los caminos que nadie les asfalta y especialistas en commodities mundiales y que encima concentran el nervio empresario competitivo que le queda a este país, arriesga todo cada año. Esa gente efrenta hoy una situación difícil extra: los pocos dólares que les dejamos hoy compran mucho menos insumos y fierros de los que compraban. Y nosotros les devolvemos ignorancia, soberbia y displicencia. Como si fueran siervos medievales nuestros, condenados a entregarnos los granos porque sí. El gobierno de Milei les ha pedido paciencia. Les ha jurado que apenas pueda les va a bajar algún punto de retención, pero que por ahora no puede.

Pero los funcionarios de Milei parece que no tienen la menor idea de lo seco que está el barbecho en el que, pese a todo ese desprecio, los productores están por estos días poniendo sus semillas, una vez más.

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