La cosa se pone pesada: ¿habrá persecución a empresarios?

La decisión del gobierno de imponerle unilateralmente precios a los fabricantes de alimentos y a los supermercados -que ni siquiera podrán elegir no vender- desató un conflicto que ya está desmadrándose.

Hoy bastó que un empresario advirtiera en una radio el riesgo de desabastecimiento para que el secretario de Comercio, Roberto Feletti, saliera con los tapones de punta: “Ni amenazas ni desabastecimiento”, dijo Feletti. Que además avanzó con algo más duro: según él, lo que dijo el empresario atenta contra el pueblo. Como si quienes conducen y trabajan en las empresas no fueran parte del pueblo. ¿Y si es Feletti el que está atentando contra el pueblo?

¿Puede haber persecusión a la empresas? A los autoritarios les encanta. Eduardo Elena, historiador de la Universidad de Miami, investigó los datos oficiales de la Dirección de Vigilancia de Precios creada por Perón en 1948. En ese año y en 1949 hubo 12.900 detenidos sólo en Buenos Aires. En las provincias hubo 1.830 empresarios en custodia. O sea: 20 detenidos por día en esos dos años. Sólo en un mes, febrero de 1948, fueron procesados penalmente 70 carniceros, dueños de restaurantes, verduleros, fruteros y vendedores de hielo.

Hoy, en principio, eso no sería posible. La Ley de Abastecimiento reformada en 2014 no prevé prisión, arresto ni detención cautelar. Pero contempla multas y clausuras, por ejemplo. Feletti puede, si quiere, inhabilitarte para ejercer el comercio. O incluso para que seas funcionario público. Feletti puede también hacerte perder una concesión estatal, eliminarte de una moratoria de la Afip o hacerte caer un crédito promocional del Banco Nación. Todo con un enorme grado de arbitrariedad.

Las multas pueden ser multimillonarias. Guillermo Moreno le llegó a aplicar 83 multas a Shell, muchas de ellas de más de un millón de pesos. Un millón del año 2008… Son fortunas que pueden quebrar a cualquiera.

Veremos hasta dónde podrán resistir las empresas. Y hasta dónde se anima o lo dejan llegar a Feletti.