Política esquina Economía
18/12/2024 | 13:56
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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La insoportable levedad del kirchnerista que la ve
Está de moda la autocrítica en el kirchnerismo que finalmente “la ve”. O lisa y llanamente fingir demencia y hacer como uno siempre fue anarcolibertario como Milei. Este caso es extremo y bastante alucinante. Por ejemplo el economista hiper K Sergio Chouza, cuestionó la demora de Toto Caputo en levantar el cepo. Y no se le ocurrió mejor idea que decir que “Massa hubiera sido más liberal en resolver las incongruencias del cepo rápidamente, va un año y ni novedad al respecto”.
Pero caramba, da ganas de agarrarlo de las orejas como una directora de escuela y recordarle que Massa estuvo no un año sino un año y medio en el Ministerio de Economía y con el Banco Central bajo su control y no sólo no levantó el cepo sino que lo cerró mucho más, a niveles extremos: paraban las fábricas porque no les daban dólares para importar insumos, dejaron miles de millones de dólares en deudas con importadores y reservas negativas. Además, sobre todo, decían oponerse al libre flujo de capitales porque eso era financiar la fuga de dólares de los ricos con los pobres. Se ve que era todo mentira. El de Chouza, de todos modos, es un caso de imbecilidad o hipocresía extrema.
Los kirchneristas que ahora la ven y hacen “autocrítica” intentan ser más sutiles. El mejor ejemplo es Juan Grabois, el piquetero papal.
Cuando le preguntaron su opinión sobre el éxito de Milei en frenar la inflación dijo que Milei logró ordenar la macro tipo de cambio, tasa de inflación, superávit comercial y fiscal y alguna que otra cosita más. No es de progre, es de pelotudo plantear una oda a la inflación, una oda al déficit fiscal, una oda al tipo de cambio paralelo”.
No es sólo el problema de que ahora “ordenar la macro” le parezca bien cuando hasta hace un rato eso le parecía un crimen de lesa humanidad. No sólo es que habla como si bajar la tasa de inflación, conseguir un superávit fiscal y “alguna que otra cosita más” fuera soplar y hacer botella.
El tema es que mientras ellos gobernaron hicieron exactamente todo lo contrario. O sea: no es que hicieron un montón de cosas buenas y se “olvidaron” de frenar la inflación por pelotudos; no: las cosas supuestamente “buenas” que hacían eran las que generaban la inflación. Por ejemplo, para que Grabois pudiera usar a 1,5 millón de planeros para cortar calles y apretar gobiernos el Estado tenía que gastar fortunas que no tenía y por lo tanto tenía que emitir y generaba inflación. Por eso Grabois y los suyos decían lo contrario de hoy: negaban que emitir dinero era la causa de la inflación. ¿Mentía antes o miente ahora?
Son autocríticas truchas. Como no les queda más remedio, aceptan que Milei se anotó un poroto bajando la inflación. Porque hasta los votantes más ideologizados y termo del kirchnerismo sienten el alivio. Pero no son sinceros. De hecho, Grabois hoy juega para Axel Kicillof, alguien que la última vez que habló sobre la inflación insistió en que el gobierno actual –que bajó la inflación- tiene una teoría equivocada sobre la inflación, no sabe nada sobre inflación y que Milei debería agradecerle a Sergio Massa por la desaceleración de los precios de estos últimos meses. En serio, dijo eso. Fue el 21 de septiembre. O sea: Grabois, si es honesto con lo que decía, debería dejar de hacerle campaña a Kicillof, porque Kicillof está haciendo una oda tras otra; en los términos de Grabois, un verdadero pelotudo.
Así de insoportable es la levedad de los kirchneristas que la están viendo y la juegan de “autocríticos”, porque si no perderían hasta a sus votantes más fanatizados.
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