La lógica acaba de suicidarse en La Pampa

En la provincia de La Pampa acaba de suceder algo extraordinario: se suicidó la lógica económica y estatal. Y el que la instigó es el gobernador pampeano, Sergio Ziliotto.

Resulta que a Ziliotto le encanta gastar y mantener el aparato que sostiene su régimen populista en el poder. Entonces, con la excusa del ajuste de Milei y de bancar un programa alimentario y para no tener que ahorrar en todo lo demás que gasta el Estado pampeano, a Ziliotto se le ocurrió subir por cuatro meses –siempre los impuestazos son por un tiempo y después quedan- el Impuesto a los Ingresos Brutos que pagan los bancos. Los bancos pagaban el 7% y Ziliotto se los duplicó a más del 15,5%. De un saque.

Eso solo ya era un delirio. La base imponible del impuesto es todo lo que los bancos facturan, por ejemplo, de intereses. Y los bancos lo trasladan al cliente, obvio. Así que de la cuota que paga un deudor, el 7% ya era sólo Ingresos Brutos (falta el resto de los impuestos). Y Ziliotto quería llevar eso al 15,5%. De cada 100 pesos de cuota, 15,5 para que Ziliotto no tenga que ajustar su aparato político y burocrático.

El gobernador se encontró con una sorpresa: no fueron los bancos privados los que protestaron sino un banco estatal. El Banco Nación. Que amenazó con cerrar sus nueve sucursales ante esta psicopateada tributaria. Ziliotto quiso culpar a Milei. Hubo manifestaciones contra el supuesto intento de Milei de aprovechar la volteada para liquidar el Nación. Pero resulta que ningún otro lado del país pasa lo mismo. Nadie está liquidando el Nación.

Era tan obvio el delirio que al final Ziliotto dio marcha atrás. Pero con una salida más delirante aún: decidió que el Nación y todos los demás bancos seguirán pagando la astronómica tasa del 7% pero que el Banco de La Pampa asumiría la diferencia pagando una alícuota de… ¡20%! Un nivel de enajenación ya superlativo.

No sólo porque los deudores del Banco de La Pampa van a tener que pagar un 20% de la cuota para el fisco. Un quinto de la tasa de interés. Supongamos que la tasa es de 5%: un punto es para Ziliotto.

Si el Banco de La Pampa no lo traslada, entonces esto reducirá el patrimonio del banco, incluso podría transformar su ganancia, si la tiene, en pérdida. Y como la dueña del banco es la propia Provincia, lo que le ingresaría por un lado, tendría que ponerlo por el otro como aporte de capital. Es la lógica en sí lo que falla.

Pero hay un despropósito mayor: esto de hacerle pagar a un banco lo que los otros se niegan a pagar. Es como si vos pagás tu impuesto inmobiliario y, como tu vecino no puede pagarlo, entonces tu gobernador te exige que te hagas cargo vos de pagarlo. Es un disparate que hasta ahora no habíamos escuchado.

En el fondo, Ziliotto no quiere admitir el papelón que hizo. Es más, celebró su propio disparate y dijo: "Nos quisieron poner de rodillas pero se olvidaron que tenemos un banco fuerte, el rol del Estado está acá más presente que nunca", dijo el gobernador, que mañana va a empezar a pagarse impuestos a sí mismo a través de su propio banco.

Aunque parezca increíble todo este dislate económico está sucediendo en La Pampa, donde la lógica ha acabado por suicidarse ante los aparatos burocráticos que quieren seguir viviendo en el psiquiátrico de siempre.