Política esquina economía
05/09/2019 | 07:24 | El Congreso debe definir la “reperfilación”. Varias provincias van a exigir algo a cambio de apoyo. Puede ser otro “robo piraña” a Macri. Pero el que va a pagar va a ser Fernández.
Adrián Simioni
Son tiempos ambiguos. A veces Macri hace de kirchnerista y a uno le da la impresión de que Alberto Fernández tiene que hacer un esfuerzo enorme para no salir a la pasear a Dylan disfrazado de Mauricio.
Un ejemplo: la decisión de Macri de congelar el petróleo y los combustibles. A lo K, el presidente intervino sacrificando futuro en pos de calmar un poquito las aguas de la inflación por tres meses. Si Fernández cree que va a ser presidente, es casi seguro que lo que hizo Macri le resulta funesto. Le quita a él esa posibilidad de quedar bien y encima, en caso de que él sea presidente, va a tener que optar entre el costo político de descongelar los precios cuando asuma o el de extender el congelamiento, ganándose el odio de sus aliados, los gobernadores petroleros.
Un pozo de U$S 43 mil millones
Ahora puede llegar a pasar algo parecido, pero con las normas con las que Macri espera extender en el tiempo los pagos de deudas tomadas bajo ley nacional, por un total, en distintas monedas, equivalente a 43 mil millones de dólares. Las normas son dos y están sujetas a las imprevisibles partidas de póquer del Congreso.
Una, es el DNU el cual el gobierno ya prorrogó en forma unilateral los pagos de Letes, Lecap y otros valores de cortísimo plazo. Ese DNU ya está en el Congreso y para que una comisión bicameral lo voltee o lo avale, como manda la Constitución. Los legisladores tienen plazo legal hasta el jueves de la próxima semana para voltearlo. Si no dicen nada, va a quedar aprobado. Y lo más seguro es que no digan nada. Es la mejor forma de aprobar algo que va a beneficiar a Alberto Fernández si llega a ser presidente, pero sin que él haya tenido que poner la cara. Esto equivale a 13 mil millones de dólares.
La otra norma es un proyecto de ley para reprogramar los pagos de otros bonos emitidos bajo ley nacional por el equivalente a 30 mil millones de dólares.
El gobierno aún no envió el proyecto porque intenta negociarlo previamente. Pero eso se está demorando por varias dificultades. El kirchnerismo y Alberto Fernández no quieren hacerse cargo. Dicen para excusarse, con razón, que Macri generó el problema y, por ende, tiene que resolverlo él.
Pero la cosa no es tan sencilla. Primero porque es cierto que el problema es de Macri, pero el que va a tener que maniobrar con el tema en apenas unos meses, si resulta elegido presidente, va a ser Fernández. Y aquí aparecen los gobernadores.
Cuidado con el celu y la billetera
Como siempre, los mandatarios provinciales esperan sacar tajada. Aunque su posición fiscal es más cómoda porque la Nación les cedió mucha recaudación estos años, muchos de ellos aumentaron tanto el gasto y se endeudaron tanto a corto plazo y para financiar gastos corrientes que igual están en problemas.
Y más ahora que consultoras como Moody’s están bajando la calificación de sus deudas.
Por eso, muchos de ellos ya están imaginando compensaciones, excusas para transferir alguna parte del muerto a la Nación, programas de refinanciación de deudas provinciales o promesas de cancelación de partidas adeudadas por la Nación. ¿A cambio de qué? A cambio de apoyo por parte de esos gobernadores a la ley de “reperfilamiento” de deudas que quiere Macri.
Para Fernández, la cuestión no viene sencilla. Primero, si el Congreso decide no actuar, entonces Macri puede sacar su proyecto por DNU y todos a llorar al campito. Segundo, si se mantiene prescindente corre el riesgo de que el macrismo les prometa a los gobernadores o a algunos de ellos el oro y el morro a cambio de apoyo, porque cualquier cosa que las provincias se lleven la va a tener que pagar Fernández si llega a ser presidente.
Macri se hartó en todos estos años de que los gobernadores le hicieran un robo piraña cada vez que tuvo que mandar un proyecto de ley al Congreso. Por primera vez, ahora podría entregar con placer la billetera y el celu: van a ser la billetera y el celu del próximo presidente.
Fernández ni siquiera ha sido elegido. Pero ya está sentado inevitablemente en frente de la liga de gobernadores. Bienvenido a la Rosada, Alberto.