Política esquina Economía
13/08/2024 | 14:50
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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La soja en el subsuelo, pero siga-siga el país de los brutos
Ayer nos encontramos con que la soja –su precio internacional- llegó ayer al subsuelo: vale lo mismo que hace 18 años. 360 dólares, como en octubre de 2006 a valores reales, es decir si el precio se ajusta por la inflación de Estados Unidos. Imaginemos si la noticia fuera que al petróleo le pasara lo mismo, como sucedió a fines de los 90, cuando se llevó puestos gobiernos como los de Venezuela y gestó al chavismo y desestabilizó a gran parte del planeta.
La soja es nuestro petróleo. Lo único que sabemos hacer bien para vendérselo al mundo. Pero acá estamos, lo más panchos. Aparece uno que explica que el precio cae porque se espera mayor producción en Estados Unidos y listo. Chau pinela.
En realidad, deberíamos estar en emergencia. Y los sojeros argentinos deberían estar en pie de guerra. Hartos. Porque esta situación es muchísimo peor que la del 2006.
Por empezar, las retenciones a la soja en 2006 eran del 24%. Hoy son del 33%. O sea que el Estado les confiscaba a los chacareros 86 dólares y ahora les confisca 120. En 2006 quedaban 274 para la producción y ahora quedan 240.
Pero, además, en 2006 el dólar era único y libre: 274 dólares eran 274 dólares. Hoy no. Hoy hay cepo y dólares engaña-productores. Así que los 240 dólares no son 240 dólares. Por ejemplo, si el productor quiere importar un tractor o agroquímicos, tiene que pagar a valor del dólar oficial más el impuesto País, así que no puede comprar tractores por 240 dólares sino sólo por 204 dólares. Ponele que el tipo, harto de que todo un país se burle de él, diga “no compro el tractor, me guardo los dólares”. Es peor: tiene que liquidar sus 240 miserables dólares en pesos en un mix de oficial y MEP. Son 259 mil pesos. Para hacerse de dólares tiene que ir a comprarlos al MEP. Y recibe 195 dólares. Ese es el precio que él cobra. No es el valor de la soja de 2006. Está apenas por arriba del precio de 2001, cuando cayó la convertibilidad y la soja todavía ni siquiera había sido un boom.
Pero acá no se mosquea nadie. La Argentina urbana sigue viviendo del yuyo, ordeñando la vaca exhausta, como si no pasara nada, hipotecando la vida, destruyendo el capital, reventando el futuro de entre 900 y mil pueblos de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, San Luis, Santiago del Estero, Chaco, Salta y La Pampa. No le importa a nadie. Son un tercio de los pueblos del país, pero están acostumbrados a ser parasitados, desangrados, ignorados. A nadie le tiembla el mostacho por semejante menudencia. Que se jodan esos tipos a los que ni siquiera les mantenemos los barriales en que se transformaron sus caminos. Que se jodan. Somos Arabia Saudita ignorando que se acaba el petróleo. Somos un atado de ignorantes, cada vez más miserables, pobres y brutos. Somos vergonzosos. Un día nos enteraremos que la soja no crece en el subsuelo. Será tarde.
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