Política esquina economía
15/12/2023 | 14:25
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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Llaryora necesita un concejo de Schiaretti, urgente
Los gobernadores están hasta las manos después de la fiesta electoralista de Sergio Massa, que la mayoría de ellos aplaudieron. En Santiago del Estero Gerardo Zamora declaró la emergencia económica. En San Luis el nuevo gobernador Claudio Poggi anunció que va a pagar los sueldos de diciembre y enero en dos cuotas.
Todas le están reclamando a Milei que las compense por la casi eliminación del Impuesto a las Ganancias sobre los sueldos altos que hizo Massa para tratar de ganar las elecciones, con el aplauso de los gobernadores peronistas y el silencio de muchos que hacían massismo soterrado. En la contradicción también está el propio Milei, que le votó a Massa la reducción de Ganancias y ahora sube otros impuestos para cerrar el déficit. Los gobernadores en definitiva no quieren pagar el costo político de pedirles a sus diputados que vuelvan a poner el Impuesto a las Ganancias y entonces prefieren que la Nación les regale otra cosa.
Es lo que está haciendo por ejemplo Martín Llaryora, el gobernador de Córdoba, que ayer fue con su ministro de gobierno, Manuel Calvo, a reunirse con el gobierno nacional. Al salir, Calvo dijo que le pidieron al gobierno de Milei que la compensación por lo que perdieron de Ganancias se haga coparticipando el Impuesto al Cheque.
La verdad, no se puede pensar en una solución peor. El impuesto al cheque es, junto con Ingresos Brutos, el peor impuesto de la Argentina. Por eso no existe en lo demás países. Favorece a la economía en negro, es un costo que se multiplica en cada transacción en cascada. Pocas cosas peores. Debería ser el primer impuesto nacional a eliminar junto a las retenciones. Pedir que lo coparticipen a las provincias, como piden Llaryora y Calvo, es transformarlo en eterno: ningún gobernador permitiría luego que lo eliminen, jamás se podrían juntar luego los votos para eliminarlo. Es un error grosero. Sobre todo si sos gobernador de una provincia productiva y más blanqueada, donde se pagan más impuestos, incluido el del cheque, para luego repartirlo a provincias improductivas que no generan impuestos.
Hay algo peor. ¿Para qué quiere más plata del Impuesto al Cheque Llaryora? ¿Para mantener el privilegio de los empleados estatales que tienen sus sueldos atados automáticamente a la inflación, como hizo en la Municipalidad? ¿Para pagar los cargos que ha estado creando para poner allí a los opositores que está sumando al partido único que está armando? Sería todo una paradoja: los cordobeses de a pata que sufren una economía asfixiada por el enorme gasto estatal pagarían para siempre un impuesto al cheque para que los empleados estatales –que cobran los salarios más altos de Córdoba, como los judiciales, los de Epec o los municipales capitalinos- sigan sin pagar el Impuesto a las Ganancias.
Es raro que gente que se dice defensora de los humildes esté dispuesta a renunciar al impuesto más progresista de todos –el de Ganancias- para eternizar un impuesto anticrecimiento, antidesarrollo, antieconomía en blanco como el del cheque.
Schiaretti jamás hubiera propuesto una cosa así. Sería interesante que Llaryora hable con Schiaretti y le pida un concejo antes de actuar. Capaz que Schiaretti le indique que, en lugar de ir a pedir impuesto al cheque lo que tiene que hacer es pedirle a legisladoras como Natalia de la Sota, que votaron a favor de eliminar Ganancias ahora vayan a Diputados y voten exactamente al revés. Es una cuestión de equidad y de defensa de los intereses de provincias como Córdoba.
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Así lo anunció su gobernador, Claudio Poggi quien además pidió que el Poder Legislativo y el Judicial de la provincia adopten la misma medida.
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