Menos mal que está la Aduana para defendernos del "crack Messi"

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Menos mal que está la Aduana para defendernos del “crack Messi”

27/07/2023 | 14:20 | Por Adrián Simioni

Adrián Simioni

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El Estado de Israel es capaz de crear una cúpula virtual de hierro para proteger a sus habitantes de los cohetazos que parten de Gaza o Cisjordania. China fue capaz de sacar de la pobreza a 800 millones de habitantes. Alemania convirtió su pasado nazi en una democracia vibrante, un paraíso de los derechos humanos desde el cual, encima, desterró para siempre junto a Francia la amenaza de otra guerra europea.

El Estado argentino también está dedicado a cosas súperimportantes, fundamentales, clave. Por ejemplo, hace unos días, la Aduana argentina emitió un sesudo comunicado para advertir una “clara tendencia” en casos de contrabando. Dijo haber encontrado un “aluvión de ingresos irregulares” de un nuevo “artículo fetiche” en las maniobras irregulares de los contrabandistas.

¿De qué estará hablando? ¿drogas? ¿químicos peligrosos? ¿armas? ¿basura nuclear? Nada de eso. Son camisetas del Inter Miami con el nombre de Messi, nuestro crack, que peligrosos delincuentes traen en sus valijas. Todo está escrito como si semejante tráfico pudiera generar otro tipo de crack, un crack financiero, terminar de tumbar la economía del país, aquejada por la falta de dólares. Un peligroso “crack Messi”. Uno imagina entonces que estamos hablando de cientos de miles de camisetas.

Nada de eso. Muy seria, con toda la gravedad del caso, la Aduana informa que varios de sus agentes en el área de control de equipaje de Aeroparque incautaron “en la última semana” la escalofriante cifra de 250 camisetas. Incluso detallan el caso de una sola pasajera que tuvo el tupé de traer ¡ “nada menos que 50 camisetas de Messi”! en su maleta. “Todas con sus etiquetas y sus respectivos envoltorios plásticos” detalló la Aduana.

A esto está dedicado el Estado argentino. Que primero emite pesos de forma tan desaforada que provoca su devaluación constante. Así nos condena a todos a acaparar dólares para tratar de resguardar nuestro patrimonio. Después protege con impuestos altísimos la importación de textiles para beneficiar a industriales prebendarios locales que suben los precios de sus camisetas. Así que cualquier importado se transforma en algo doblemente caro: por los impuestos y por el precio desorbitado del dólar.

Por eso viajar o importar se transforma en algo kafkiano, imposible de encontrar en cualquier lugar del mundo. Nos controlan si salimos con dos maletas para pegarnos una revisada exhaustiva si volvemos con dos. Si volvemos con más de un celular o una tablet tenemos que pagar impuestos absurdos. Somos los únicos primates del mundo que tienen que juntar los tickets y facturas de cualquier gilada que compra para darles explicaciones a agentes aduaneros (no de Migraciones) que te preguntan “¿de dónde vienen?” mientras deciden arbitrariamente si te desarman las valijas o no. ¿Qué les importa de dónde vengo?

Sobre todo, además de tener que pagar carísimo todo, adentro o afuera, también tenemos que pagar los sueldos carísimos de toda esa burocracia improductiva e infernal de aduaneros que encima nos hacen perder el tiempo, nos desarman los bultos y nos preguntan idioteces cada vez que entramos a nuestro propio país. No sea cosa que traigamos una camisetita más de Messi y las finanzas de este país terminen de estallar otra vez por los aires.