Política esquina Economía
19/12/2023 | 12:12
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
Audios
Guillermo Pereyra, dirigente del sindicato de Petroleros (Foto: Infogremiales)
Hemos vivido equivocados. Hemos creído que el más libertario, el más ortodoxo, el mayor enemigo de los impuestos y de la intervención estatal era Javier Milei. Pero no. Son los sindicalistas de los gremios privados con mayores salarios del país. Esos sí que son seguidores de la Escuela Austríaca y anarcocapitalistas seguidores de Rothbard.
Ayer, los sindicalistas de los petroleros, los químicos, la electricidad y los camioneros se reunieron con funcionarios de Milei y dejaron un mensaje: que a los gobernadores que piden ser compensados por la eliminación del Impuesto a las Ganancias sobre los salarios que le aplaudieron a Massa y ahora le reclaman a Milei, ni se les ocurra volver a poner ese tributo como estaba.
“Los trabajadores no tenemos por qué financiar el déficit de las malas decisiones de los gobernadores, es una injusticia”, dijo el petrolero Guillermo Pereyra, vocero de los sindicalistas.
Está para alquilar balcones la cuestión. Porque los gobernadores perdieron de recaudar fortunas cuando renunciaron a Ganancias para darle ventaja electoral a Massa, y ahora son demasiado cobardes para pedirles a sus legisladores que vayan y voten la restitución del Impuesto a las Ganancias. Son peronistas y no quieren quedar mal con los sindicalistas, incluso con estos ricachones, porque se siguen presentando como peronistas. Prefieren apretar a Milei, extorsionarlo con sus votos en el Congreso, para que, Milei eternice y les ceda el impuesto al cheque, el peor impuesto, el que estimula la economía en negro donde trabaja la mitad de los trabajadores que cobran miserias y no tienen derecho alguno.
Están quedando todos desnudos. El jefe de otros beneficiarios como los bancarios, Sergio Palazzo, lo mandó al frente al gobernador Martín Llaryora. Llaryora le admitió a Palazzo que él no pide la restitución de Ganancias sino la coparticipación del impuesto al cheque. Qué dirá la Fundación Meditarránea de semejante opción antiproductiva. Qué pensará Schiaretti de su delfín.
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Las contradicciones no terminan ahí. Porque entre los muy beneficiarios de la eliminación de Ganancias están, sobre todo, los empleados estatales de todo el país, que tienen los sueldos más altos. En Córdoba, por ejemplo, los judiciales, los de Epec, los de la Municipalidad de Córdoba. ¿Ellos se animarán a decir, como los petroleros, que ellos no tienen por qué financiar con el Impuesto a las Ganancias las malas decisiones de gobernadores e intendentes, como las de emplear a mucha más gente de la que hace falta o la de atarles sus sueldos a la inflación, como hicieron Llaryora y Schiaretti en la Municipalidad y en la Provincia de Córdoba? No. No pueden decirlo. Estarían escupiendo para arriba. Los empleados públicos, al revés de los privados que viven para pagar impuestos, viven de los impuestos que pagan los privados.
En el fondo, lo que asoma es esa contradicción, entre sindicatos privados y estatales, que en Argentina siempre se ocultó bajo la farsa de la unidad sindical. Que vayan a decirles a los obreros de la construcción que se van a quedar sin trabajo en las obras de la segunda circunvalación de Córdoba que evalúa Llaryora para que no se le descontrole el déficit fiscal. A nadie le importa mucho que el ajuste sea contra un albañil desempleado que cobra dos mangos por hacernos una ruta. Lo importante, como siempre, es que todo ñoqui innecesario de la Legislatura siga cobrando religiosamente su sueldo atado la inflación a cambio de no darnos nada.
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