Política esquina Economía
28/03/2024 | 14:18
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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Milei versus Clarín: como Cristina pero por las razones opuestas
La motosierra avanza. En Aerolíneas Argentinas 600 empleados de los 8.000 que tiene la empresa sólo en tierra acaban de aceptar un retiro voluntario. En el imperio de Capital Humano, donde se unificaron una constelación de oficinas creadas durante el kirchnerismo, no se renovarán 3.600 contratos. ATE está en pie de guerra por 15 mil contratos en todo el Estado, muchos de los cuales vencen este domingo. A las empresas estatales como Aysa, que le caen al ministro Toto Caputo con el pedido de subsidios o de aumentos desmesurados de tarifas, las reculan con una sola respuesta: gasten menos.
Milei tiene que bajar el gasto público sí o sí para dejar de emitir pesos. La única manera de terminar con la inflación.
La motosierra también está pasando por el Enacom, el ente regulador de las telecomunicaciones. El viejísimo Comfer se transformó en un elefante blanco cuando en 2009 Cristina Fernández, enardecida por la guerra con Clarín, hizo sancionar la ley de medios para controlar a las empresas de comunicación. Allí se inventó el Afsca. Su primera autoridad fue Martín Sabbatella, un diputado ultraK al que le dieron carta blanca. Una de las primeras cosas que hizo fue empezar a crear delegaciones en el interior donde colocó a sus militantes. El organismo se usó para financiar la nacionalización del partido de Sabbatella, Nuevo Encuentro; extenderlo en todo el país. No tenía otro sentido tener oficinas en cada provincia. El elefante pronto superó los 2000 empleados. Nadie sabe bien qué hace tanta gente y menos en las oficinas del interior.
Macri le cambió el nombre de Afsca a Enacom, pero la estructura se mantuvo. Alberto Fernández no le cambió el nombre pero, presionado por el kirchnerismo, declaró como servicios públicos a los servicios de Internet, telefonía y cable. Y comenzó a fijarles un tarifa en lugar de que cada empresa pusiera sus precios, algo que la Justicia frenó en gran medida ante la inconstitucionalidad invocada por las empresas.
Ayer el gobierno anunció el cierre de las oficinas del interior. Ya se habrían caído 50 contratos sin renovar y habría despidos para otros 350 empleados. Mientras, Milei tiene a la firma un decreto para derogar el control de precios de Alberto.
Con todo esto coincide, como si se tratara de un símbolo, con el lanzamiento de Starlink. Argentina se convierte en el séptimo país de Latinoamérica en contar con el servicio. Starlink es un servicio de SpaceX, la empresa de Elon Musk. Ofrece un servicio de datos a través de una red de numerosos pequeños satélites que orbitan sobre la Tierra a baja altura. Te comprás una antena y un kit por 500 mil pesos, pagás 62 mil pesos al mes y tenés Internet de alta velocidad, Whatsapp y lo que quieras en cualquier lugar donde estés, todo el tiempo.
En las redes festejaron la noticia desde el propio Elon Musk hasta Marcos Galperin, el creador de Mercado Libre, empresa que comercializa el servicio de Starlink.
Se supone que es una competencia indeseada para empresas argentinas como Personal Flow, la columna mayor del Grupo Clarín. Aunque al menos ahora, Starlink es mucho más caro. En todo caso, será una gran opción para cientos de miles de personas y empresas que están en lugares aislados en un país tan extenso como el nuestro.
Pese a eso, el propio Milei vinculó en X –otra empresa de Musk- notas publicadas por Clarín que él considera como críticas hacia su gestión, con una supuesta molestia de Clarín por la llegada de Starlink y por el supuesto interés del empresario mejicano Carlos Slim, dueño de Claro, por quedarse con Arsat, una de las empresas estatales que Milei quiere privatizar. Milei ya ha aludido a Clarín como “el multimedios operador”. Parecen palabras calcadas de Cristina Fernández.
Parece repetirse una pelea, aunque desde el punto de vista estratégico, sería por razones distintas. Es lógico. Del país de los elefantes blancos que soñaban vivir con lo nuestro con un mercadito cada vez más chico y caro, Milei cierra oficinas que nadie sabe para qué servían y abre las fronteras que nos obligará a competir, pero también facilitará mejores o más baratos bienes y servicios. Se achica el Enacom y larga Starlink. Pura lógica.
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