Siete plagas para las exportaciones argentinas

Es impresionante. La actividad exportadora en la Argentina no para de acumular calamidades.

Algunos dramas son de la naturaleza: la dramática bajante del Paraná obliga a cargar los barcos cerealeros sólo al 50 o al 70% de su capacidad. Si los cargan más, no pasan por los canales dragados de la Hidrovía. Los costos se van a las nubes. Y al final se trasladan a los granos, los productores cargan con las pérdidas.

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Otros malos datos son internacionales. Los todavía buenos precios internacionales de la soja están pinchándose desde hace un mes.

Otras cuestiones son tiros en el pie. Como el cepo a la exportación de carnes que dispuso el gobierno. Ya van a acumularse dos meses de pérdida de ventas y de mercados. Mientras los ganaderos evalúan una nueva medida de fuerza, los sindicatos de la carne ya evalúan marchar al Ministerio de Trabajo de la Nación. Cada día se están destruyendo salarios y empleos.

La seguridad logística también está en cuestión. La Justicia investiga, por ejemplo, cómo fue que de 20 contenedores con leche en polvo que salieron de la empresa Adecoagro en Morteros, uno llegó a Nigeria cargado con cal. Todo se hizo bajo la vigilancia de Aduana y Senasa y se sospecha que el robo sucedió en un depósito portuario.

Como éramos pocos, parió la abuela sindical. En Rosario la exportación de granos quedó paralizada hoy porque la Uocra, el gremio de la construcción, bloqueó las terminales de las agroindustriales Renova, Cofco, AGD, T6, Cargill, LDC Timbúes y Bunge Pampa no porque tengan un problema con esas empresas, sino porque reclaman un premio a algunas empresas contratistas de esas exportadoras. ¿Actuó algún fiscal? ¿Algún secretario de Trabajo? Por ahora, cri, cri...

Pero eso tampoco es suficiente. La Argentina siempre te da más y es posible que haya que comprar pururú. El sindicalista Herme Juárez, que tiene 79 años de edad y acaba estuvo en prisión preventiva por investigaciones por corrupción aún en curso, quiere volver a conducir el Sindicato de Estibadores que controló durante 50 años. El se hizo multimillonario y el sindicato, de una enorme capacidad de presión, armó una cooperativa que llegó a casi monopolizar la carga. El regreso de Juárez ya amenaza detonar al sindicato de estibadores en una interna feroz que, para los expertos, va a terminar afectando antes que pronto a los principales puertos de la Argentina.

Como si hiciera falta algo más, estamos a la puerta de un megaexperimento: desde la semana pasada, el Estado está a cargo directo, por un año, del dragado de la Hidrovía. Imaginate si la manejan como todas las cosas que ha tocado hasta ahora el Estado.

Las siete plagas nos van a quedar cortas.