La ruta del dinero
19/09/2023 | 09:45
Redacción Cadena 3
Fabio Ferrer
En las causas Hotesur y Los Sauces la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y sus hijos Máximo y Florencia están acusados de lavado de activos.
Una vez terminada la investigación, la Cámara Federal de Casación Penal decidió que los procesos se unifiquen en un sólo juicio. Sin embargo, antes de llegar al debate el Tribunal Oral Federal Nro. 5 sobreseyó a Cristina Kirchner y a sus hijos antes de que se llegue a realizar el juicio, un hecho inédito en la Justicia.
Esa decisión fue apelada por el fiscal Diego Velasco y la Cámara de Casación convocó a las partes a una audiencia.
En estos procesos la vicepresidenta y sus hijos Máximo y Florencia están acusados de lavar dinero proveniente de las obras públicas que le dieron a Lázaro Báez en la provincia de Santa Cruz.
Estos hechos están siendo juzgados en este momento. Este último juicio es relevante para Hotesur-Los Sauces. Si se confirma que hubo corrupción, ese dinero mal habido por Lázaro Báez habría vuelto como retorno a la familia Kirchner y se lavó a través de sus hoteles.
En esta maniobra intervinieron las firmas Hotesur, Valle Mitre e Idea. La primera es propietaria y las otras dos son administradoras de tres hoteles de la familia Kirchner: Alto Calafate, Las Dunas y La Aldea del Chaltén. El primero es propiedad de Hotesur, el segundo es de Máximo y Florencia Kirchner y el tercero pertenece a Los Sauces.
Según la investigación de los fiscales Mahiques y Pollicita estos establecimientos formaron parte de un engranaje montado para lavar dinero de la corrupción en una operación que constaba de cuatro pasos.
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La primera etapa del mecanismo fue la adquisición de tres hoteles por parte de la familia Kirchner para luego entregarlos para que los administre y explote la empresa Valle Mitre, propiedad de Lázaro Báez. A través de esta actividad buscaban canalizar de manera regular y permanente los fondos que habían logrado sustraer junto a Báez por medio de la obra pública vial en Santa Cruz. Pero los Kirchner necesitaban justificar el dinero con el que iban a comprar los hoteles.
Para esto Néstor y Cristina recurrieron al Grupo Báez, al Grupo Eskenazi -mediante el Banco de Santa Cruz- y a la venta de tierras fiscales a más de 40 veces su valor original. Además le vendieron a Báez varios inmuebles.
Con esas operaciones justificaron los 15 millones de pesos para comprar los hoteles. Uno de los mayores “aportantes” fue Lázaro Báez por medio de Austral Construcciones que le dio a los Kirchner un préstamo por más de 8 millones 300 mil pesos.
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Una vez que el dinero ilícito proveniente de la asignación irregular de la obra pública estaba en poder de las sociedades de Báez y que Néstor y Cristina ya tenían los hoteles que justificarían el pago de alquileres, pasaron al segundo paso.
Este consistía en designar a Valle Mitre -propiedad de Báez- para que administre los establecimientos hoteleros y funcione como “pantalla” entre el grupo Báez y los ex presidentes. Por un lado absorbía los fondos ilícitos de la obra pública, los aplicaba a un negocio lícito como la actividad hotelera, para que de esta forma salieran “limpios” en concepto de pagos por el alquiler de los hoteles.
El tercer paso consistió en utilizar la estructura que se había montado para canalizar de manera regular y permanente parte del dinero sustraído de la obra pública desde el Grupo Báez hacia Valle Mitre para que Néstor, Cristina y sus hijos pudieran usarlo libremente.
Así comenzó el proceso de reciclaje de los fondos en el que las empresas de Báez -mediante la falsa contratación de habitaciones y salones; y la contratación simulada de servicios de consultoría y marketing- transfirieron recursos hacia Valle Mitre.
Era tal la simulación que -por ejemplo- en uno de esos contratos el Grupo Báez alquiló habitaciones del hotel Alto Calafate, ubicado cerca de la cordillera para alojar a personal de una obra que se estaba realizando en la costa atlántica de Santa Cruz, es decir a más de 400 kms de distancia. El objetivo no era alquilar las habitaciones sino inyectar los fondos en Valle Mitre.
El último paso tenía como objetivo incorporar el dinero que ya tenía Valle Mitre al patrimonio de la familia Kirchner. Esos fondos ilícitos habían sido sometidos a un proceso de blanqueo que -a través de la actividad hotelera- les había dado un ropaje de legitimidad.
El esquema desplegado por Néstor, Máximo y Cristina junto con Lázaro Báez consistió en que el empresario pagara sumas millonarias por el alquiler de los tres hoteles, y de esta forma, los ex presidentes y sus hijos pudieran hacerse de una ganancia simulada.
El flujo de fondos hacia el hotel Alto Calafate superó los 28 millones de pesos, una cifra desproporcionada ya que la empresa administradora le pagaba a la firma propietaria más de lo que ganaba. Este establecimiento es propiedad de Hotesur.
El dinero que esta sociedad comercial cobraba era retirado personalmente por Néstor, Cristina, Máximo y Florencia Kirchner. Tomaban el dinero de la empresa sin hacer asambleas ni reuniones de directorio, desconociendo los mecanismos societarios para el cobro de dividendos.
Por Las Dunas, la familia Kirchner recibió -entre marzo de 2010 y mayo de 2013- de Lázaro Báez casi 7 millones de pesos. En sólo tres años recuperó el doble de lo que había invertido.
Finalmente, por el hotel La Aldea del Chaltén, perteneciente a la sociedad Los Sauces, la ex familia presidencial recibió de Valle Mitre, la sociedad comercial de Lázaro Báez, 13 veces el costo inicial del hotel en concepto de alquileres.
Así funcionó -según los fiscales- el esquema de lavado de dinero proveniente de la corrupción en la obra pública que implicó un excepcional negocio que hicieron los Kirchner con su amigo Lázaro Báez.
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