Tensión en Buenos Aires
03/09/2022 | 08:08 | Una pintura de la esquina de Juncal y Uruguay, donde reside Cristina Fernández y donde pasa de todo, hasta la cercanía de una tragedia.
Redacción Cadena 3
Mauricio Conti
Todo comenzó hace unos días, cuando un fiscal, Diego Luciani, pidió 12 años de condena por corrupción para Cristina Fernández de Kirchner. Entonces, Luis D'' Elía, el hombre que tomó una comisaría y golpeó por pensar distinto a un productor agropecuario, llamó a cortar las calles y rutas.
Los otros dos Fernández del poder, Alberto y Aníbal, dispusieron más de 50 policías federales para custodia personal de la vicepresidenta.
Aun así, ante las cámaras de televisión, un brasilero de 35 años, armado con una pistola Bersa, coloca el arma y gatilla a 25 centímetros de la cabeza de la madre del diputado Máximo, quien días atrás había dicho que el peronismo tendría un muerto. Todo en una misma esquina, Juncal y Uruguay, del barrio porteño de Recoleta.
El estrés argentino
Con mirada perdida, desconcertado como el clima de un invierno argentino de fines de agosto y principios de septiembre, viendo desde la esquina de recoleta, cómo se mezcla el café con helados de Rapanui y sin entender lo que sucede, está José Manuel.
Es un español de visita en Buenos Aires, después de 15 días de vacaciones: “Menos mal que el domingo regreso a España…me encanta la Argentina, las Cataratas, Ushuaia, las ballenas de península de Valdés, pero mucho estrés. Entre la economía y la política, es mucho. Me encanta Argentina, pero es mucho para tan pocos días…”.
/Inicio Código Embebido/
Por un poco de paz
También se escucha: “Pedimos paz, sólo eso, un poco de paz”, explica la vecina de Cristina, mientras trata de llegar a su casa, pero no puede porque no la dejan pasar muchachos de La Cámpora y de la barra brava de Morón, más las policías de la ciudad y Federal.
Otros vecinos que ven alterada su vida diaria ya juntaron 6.000 firmas.
Ellos ya están acostumbrados a ser el “paquete barrio porteño de Recoleta”, uno de los más caros y tradicionales que tiene la Capital Federal.
El mismo barrio que eligió Cristina para vivir, en el edificio montado en Juncal esquina Uruguay, con la suerte que los otros pisos de la coqueta construcción están casi vacíos dado que los “compró” Cristóbal López, un empresario de cercanía con el poder kirchnerista.
Hay sólo una vecina para compartir reuniones de consorcio, Ximena, que coloca banderas sobre la ventana de la vicepresidenta pidiendo que se haga Justicia.
Todos los días, con la ayuda de intendentes bonaerenses, llegan desde el conurbano seguidores del kirchnerismo, para colocarse ante las cámaras de televisión y mostrar que la sospechosa y acusada de corrupción no está sola.
El dolor de los comerciantes
Abatidos por la realidad que les toca vivir, comerciantes explican que cuando habían pensado que sobrevivir a la pandemia era el trampolín para salir adelante, hoy cierran sus puertas dado la concentración al estilo piquetero que hace imposible tener y atender clientela
A pesar de la inseguridad (al igual que la inflación, desocupación, falta de crédito, narcotráfico entre otros temas), la esquina de Uruguay y Juncal, tiene dos fuerzas de seguridad, la Policía Federal Argentina, enviada por Aníbal Fernández, y la Policía de la ciudad. A pesar de esto, a pocas cuadras siguen los robos.
Cristina Fernández sabe, y lo sabe muy bien, solo el escenario de Recoleta, permite la rápida llegada de los medios de comunicación. Por eso, hasta armó una plataforma para sus discursos y una explanada donde da autógrafos.
Cristina sabe, también, que la gestión de Alberto, el candidato que colocó como presidente, es cada vez está más deslucida. Y se da cuenta que comienza a opacarse la sonrisa del ministro de Economía, Sergio Massa, que no da con la salida económica.
Entiende que, tras la falta de acuerdo de los dirigentes de la oposición que hasta discuten un vallado, ahora también discuten la propuesta de marcar diferencia entre amor y odio
Cristina, o “Ella” para sus fieles, gana tiempo para conseguir candidato a presidente para 2023 dentro del PJ. Y trata, claro, que no sea un dolor de cabeza como lo es Alberto. O ser candidata ella misma.
Hoy Recoleta, es la esquina de las dos fuerzas policiales, de las cámaras de televisión, las radios, llena de periodistas y curiosos, la misma esquina donde la vicepresidenta firma autógrafos y un brasilero llega con un arma y apunta en la cabeza ante custodios que no se enteran.
La misma esquina, que también tiene total control de los empleados del PAMI, ANSES y grupos gremiales, que ponen todo a disposición para hacer compañía a la viuda de Néstor y madre de Máximo, que no logra despegar ni instalarse como candidato ni referente.
Ella no elige su propiedad de Puerto Madero, ni su lugar en el mundo, el Calafate. Elige el codicioso barrio porteño de Recoleta.
Te puede Interesar
Tensión en Buenos Aires
Se trata de una pistola calibre 32, marca Bersa, que estaba en condiciones para disparar. Los pesquisas de la Policía Federal dijeron que tenía cinco balas en su cargador.
Conmoción en la política
La vicepresidenta se retiró de su domicilio pasadas las 16.20. Sin brindar declaraciones, se subió a una camioneta mientras se la veía sonriente y relajada ante la multitud.
Tensión en Buenos Aires
Se trata de Fernando Andres Sabag Montiel, de 35 años, de nacionalidad brasileña.
Conmoción en la política
El conductor de "Basta Baby" por A24 abrió su programa con una profunda reflexión acerca del ataque que sufrió la vicepresidenta. "Hoy somos todos la vicepresidenta y estamos para ayudarla", añadió.