Elecciones en Brasil
07/10/2018 | 11:28 |
Escrutadas el 98,75% de las mesas, el candidato ultraderechista obtuvo el 46,27% de los votos. Le siguió el izquierdista apoyado por Lula con 28,94%. La segunda vuelta será el domingo 28 de octubre.
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El ultraderechista Jair Bolsonaro ganó este domingo por amplio margen la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, pero deberá dirimir la contienda con el izquierdista Fernando Haddad el 28 de octubre.
Con el 99,86% de los votos escrutados, Bolsonaro, un ex capitán del Ejército, de 63 años, tenía 46,06% de los sufragios, frente al 29,23% de Haddad, designado candidato del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) por el encarcelado ex presidente Luiz Inácio "Lula" da Silva.
Bolsonaro apostaba a ganar en primera vuelta y, luego de conocerse los resultados parciales, denunció "problemas" con las urnas electrónicas que le habrían impedido evitar el balotaje.
"Estoy seguro de que, si ese problema no hubiera ocurrido y tuviéramos confianza en el voto electrónico, ya tendríamos el nombre del presidente de la república decidido en el día de hoy", dijo Bolsonaro en un video en Facebook.
Una semana antes, el candidato del Partido Social Liberal (PSL) había levantado polémica en una entrevista, señalando que no aceptaría "un resultado de las elecciones diferente de (su) elección", aunque luego se retractó.
Bolsonaro, que se recupera de un apuñalamiento en el abdomen sufrido durante un acto el pasado 6 de setiembre, llamó a sus partidarios a seguir movilizados. "Creo en ustedes y ustedes están ahí porque creen en Brasil", arengó.
Alivio en el PT
Haddad se dirigió a sus partidarios en San Pablo, prometiendo "unir a los demócratas de Brasil", en clara alusión Bolsonaro, un defensor de la dictadura militar (1964-1985).
"Queremos un proyecto amplio para Brasil, profundamente democrático, que busque de forma incansable la justicia social", dijo este profesor y ex alcalde de San Pablo, de 55 años.
Agradeció, además, el "liderazgo" de Lula, a quien irá a visitar como todos los lunes en la cárcel de Curitiba, donde el líder histórico de la izquierda purga una pena de 12 años de cárcel por corrupción.
Al conocerse la posibilidad de una segunda vuelta, su equipo de campaña pasó del silencio al júbilo en el hotel paulista en el que pronunció su discurso.
Haddad empezó de inmediato a tender puentes con otros candidatos, sabedor de que sólo una serie de alianzas podrían darle la victoria.
La clave para que se acerque a los porcentajes de Bolsonaro la tiene en el centroizquierdista Ciro Gomes, del Partido Democrático Trabalhista (PDT), que fue ministro de Integración Nacional de Lula y consiguió más de 12% de los votos.
En declaraciones a la prensa, Gomes dijo que discutiría con los líderes del PDT la posición para la segunda vuelta, pero adelantó ya un posible apoyo: "Haré lo que hice toda mi vida, que es luchar por la democracia y contra el fascismo", declaró.
De la alegría a la preocupación
En Rio de Janeiro, en el bar del hotel Windsor Barra, donde habló el equipo de campaña de Bolsonaro, el optimismo reinante a lo largo del día dejó paso a la preocupación.
Las próximas tres semanas pondrán a prueba la resistencia del candidato, que estuvo al borde la muerte tras el atentado del 6 de septiembre.
El resultado lo coloca como a su rival ante la obligación de conquistar más aliados, pese a su alto índice de rechazo por sus propuestas de armar a la población para combatir la delincuencia, así como por sus declaraciones misóginas, homófobas y racistas y su justificación de la tortura durante la dictadura.
"Apoyo a Bolsonaro porque nuestro país precisa un shock de orden y él es el único hombre capaz de hacer eso por Brasil", dijo a la AFP Lourdes Azevedo, de 77 años, pedagoga jubilada.
"El resultado es un poco decepcionante. Esperábamos ganar en primera vuelta. Ahora es más difícil. La segunda vuelta es un riesgo", agregó.
Bolsonaro y Haddad son los vencedores y al mismo tiempo los candidatos con mayor índice de rechazo.
Haddad, poco conocido fuera de San Pablo, heredó parte del electorado de Lula, sobre todo entre la población pobre que mejoró sus condiciones de vida bajo su gobierno (2003-2011).
Pero también heredó el odio que Lula inspira entre quienes le reprochan los escándalos de corrupción revelados por la Operación Lava Jato y la crisis económica en la que se sumió el país bajo el mandato de su heredera política Dilma Rousseff, destituida por el Congreso en 2016.
El centro y las alianzas
"Durante la campaña, Haddad se olvidó mucho del centro, que es fundamental. Sin el centro no se gana una elección y menos aun se gobierna. Entonces, precisa esos apoyos ya. Son tres semanas, una campaña cortísima y, más aun, tiene que pensar en la gobernabilidad, estableciendo compromisos con esos sectores", explicó a la AFP André César, de la consultora Hold en Brasilia.
Bolsonaro, por su parte, recibió en la última semana apoyos de poderosos sectores, como los ruralistas y las iglesias evangélicas con los que tejió alianzas.
Informe de Fernando Genesir y Luis Fernández Echegaray