Economista consideró una "mala decisión" intervenir Vicentin

El presidente Alberto Fernández anunció este lunes la intervención de la agroexportadora Vicentin como paso previo a enviar al Congreso un proyecto de ley de declaración de utilidad pública y expropiación.

Desde FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina), David Miazzo dijo que “no es argumentable tapar malas decisiones con nuevas malas decisiones”.

“La mala gestión privada de la empresa, como las malas decisiones del Estado o del Banco Nación para seguir financiándola no son fundamento para tomar otra mala decisión como la que se está anunciando”, planteó en Cadena 3 el economista en jefe de FADA.

En este marco, dijo que “lo esencial es la cuestión de la seguridad jurídica y credibilidad”.

“Si tenemos un problema de fondo como país, es la falta de credibilidad o de seguridad jurídica que, en la última década nos ha diferenciado de países vecinos que tenían un desarrollo económico mucho menor que Argentina y han sabido construir credibilidad, previsibilidad y seguridad jurídica”, explicó.

En este escenario sostuvo que “hay que demostrar un gobierno serio y moderado para que los acreedores negocien de buena fe” y por otro lado “hay una socialización de la deuda por 1.300 millones de dólares que ahora no se solucionará por los mecanismos normales, sino que todos los argentinos vamos a pagar eso”.

La empresa entró en quiebra porque tiene un patrimonio neto negativo, o sea tiene menos recursos de los que debe y Vicentin está metida en este contexto nacional donde es muy difícil como empresa sobrevivir, pero no estaba en uno de los sectores que más sufrió por la crisis económica y por eso uno puede deducir una mala gestión

“Lamentablemente, en Argentina, estas buenas intenciones, históricamente, han chocado con malos resultados, en donde las empresas terminan con pérdidas, juicios internacionales y eso es una de las cosas para pensar en el largo plazo”, advirtió.

Consultado sobre el apoyo del gobernador de Santa Fe a esta decisión, Miazzo consideró que “por los trascendidos y lo que se sabía las negociaciones y el proceso de quiebra estaban siguiendo su camino”.

“No estaban ante un cierre de la empresa y pérdida total de los puestos del trabajo. No era una situación en la que la empresa desaparecía y por eso no creo que el argumento de rescate sea tan fuerte. Así como tampoco veo un sustento real en el argumento de la soberanía alimentaria”, concluyó.

Entrevista de Miguel Clariá